sábado, 21 de julio de 2012

Lumako "Agua de Luma"



"Agua de Luma". Expansión forestal y sequía en comunidades mapuche, Chile








Video documental "Agua de Luma", muestra los impactos de la expansión forestal y el agotamiento de cauces de agua de las comunidades mapuche de La Araucania, Chile.
El documental  rescata reveladores testimonios de cómo la expansión de la industria forestal en la Comuna de Lumaco, Región de La Araucanía, ha originado la desaparición de numerosos cauces de agua y prolongados meses de sequía que afectan la cultura y supervivencia de diversas comunidades de mapuches y campesinos.





    
Una producción de Medialsur Cooperativa de Comunicaciones, 2011.
Realización : Julio Parra, Gabriel Oviedo, Hugo Oviedo, Nicolás Venegas.
Entrevistas: Mauricio Marin, Francisco Huircaleo, Emiliana Cheuque, Erica Paillama, Manuel Painequeo, Teresa Curin, Camelia Pichún, Rigoberto Paínen, Maria Tramolao, Aliro Contreras, Ricardo Nahuelpi, Margarita Carilao, Maulikan Huircaleo
Locaciones: Rucayeco, Butarrincón, Pantano, Collinque, Anadella,Alto Pichi, Bajo Pellahuén, Manzanar, Calcoi
Duración: 26 min.
Licencia CC
Fuente:  http://youtu.be/byLR2SCeWo8


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POMPONALES Y TURBERAS EN CHILOÉ. LA EXPLOTACIÓN Y SU IMPACTO MEDIO AMBIENTAL.
07 de JUNIO de 2010. (ONG Vínculos). En los últimos años en Chiloé y la Patagonia se ha observado una intensa y creciente explotación de pomponales(1) y turberas para la exportación de musgos del género Sphagnum a países como Japón, Corea del Sur, Estados Unidos y Taiwán, donde se utiliza para el cultivo de orquídeas, para horticultura en general, reproducción vegetativa de frutales, como material aislante y de empaque, para conservación de alimentos y en la industria de pañales. Con el fin de evitar las negativas consecuencias que puede tener una explotación masiva de pomponales y turberas tanto en el abastecimiento hidrológico como en el ciclo de carbono, así como sus efectos sobre la diversidad biológica, el paisaje y la calidad de los suelos en la Isla Grande de Chiloé, se hace imprescindible la realización de estudios para una mejor comprensión de los procesos biológicos que ocurren en estos ecosistemas, además de una revisión de la legislación existente para que esté acorde con los conocimientos actuales.
Existe una diferencia entre la turba y el musgo, así como una relación directa entre ambas. Las turberas corresponden a acumulaciones muy antiguas de material orgánico derivado del crecimiento de Sphagnum. La mayoría de los sitios con Sphagnum que podemos encontrar en la región de Los Lagos hoy corresponden a pomponales de origen reciente, formados luego de la quema o tala rasa de bosques característicos de sitios con drenaje pobre. Frecuentemente se forman pomponales después de la quema de cipresales o alerzales. Luego de la desaparición del bosque, estos sitios anegados son colonizados por el musgo Sphagnum debido a su gran capacidad para tolerar condiciones de anegamiento, y su presencia retarda considerablemente la recolonización arbórea que la mayoría de la gente desconoce, también una relación directa entre ambas. Los pomponales, por tratarse de sitios relativamente nuevos, originados por la deforestación en suelos mal drenados, no presentan una capa profunda de turba.
Existen asimismo diferencias en composición florística entre estos dos ecosistemas. Por su parte la turba, que se forma por acumulación de profundas capas de materia orgánica en extensas áreas sin árboles donde el musgo Sphagnum ha crecido por varios milenios, también ha sido explotada desde hace aproximadamente cinco años en el territorio comprendido entre Chiloé y Tierra del Fuego. A pesar de que las turberas también están constituidas por musgos, principalmente Sphagnum, es importante aclarar que se trata de productos totalmente distintos.
Las turberas son ecosistemas únicos que se desarrollan en las zonas del planeta caracterizadas por bajas temperaturas y abundante precipitación (sobre 2m anuales) durante todo el año.
Durante las eras glaciales del Pleistoceno, gran parte del territorio de la Región de Los Lagos fue afectado por una intensa actividad glacial. En el último ciclo glacial, hace 18 a 20 mil años, los hielos cubrieron el valle central de esta zona, así como la mayor parte de la actual Isla Grande de Chiloé. Estos glaciares formaron un paisaje caracterizado por numerosas depresiones, las que fueron rellenadas por el hielo y/o material sedimentario. El descenso de la actividad glacial y el progresivo aumento de la temperatura que se inició hace unos 13.000 años, determinaron el retiro de los glaciares hacia la cordillera andina, lo que permitió dejar atrás grandes lagos y lagunas glaciales, como el lago Llanquihue y el seno de Reloncaví, ahora inundado por el mar. Las condiciones más frías y húmedas limitaron el crecimiento arbóreo y permitieron el desarrollo de singulares y extensas comunidades vegetacionales sin árboles, con predominio de musgos del género Sphagnum.


Formación de turberas en los humedales.
Estas comunidades se desarrollaron en grandes áreas de la Isla  Grande de Chiloé originando una matriz continua en las zonas anegadas, donde la materia orgánica se acumuló por milenios y sobre la cual fue eventualmente posible la colonización de otros tipos vegetacionales como los matorrales y los bosques durante la etapa del calentamiento postglacial.
Las turberas en la Isla Grande de Chiloé están formadas por una matriz superficial continua de musgos del género Sphagnum, sobre una profunda capa de materia orgánica o turba, que puede alcanzar varios metros de profundidad.

La explotación desmesurada de turberas amenaza directamente la vida de los humedales ya que estos ambientes se caracterizan por una alta acidez y anoxia(2) debido al anegamiento superficial, las bajas temperaturas y la presencia de Sphagnum, compuesto fenólico(3) inhibidor del crecimiento de otras plantas, todas ellas condiciones que hacen muy lenta la descomposición de la materia orgánica presente. Bajo estas circunstancias, la acumulación de materia orgánica forma una matriz ideal de conservación de micro y macro fósiles, como granos de polen cuyo análisis permite reconstruir la historia regional de la vegetación. Por lo tanto las turberas constituyen un registro de la historia del territorio anterior al asentamiento humano. Por otro lado, el musgo Sphagnum presenta un alto valor ecológico debido a su alta capacidad de almacenar agua en los tejidos y el suelo, actuando así como un importante reservorio hídrico.

La extracción de turba es en sí una actividad no sustentable, similar a la extracción del suelo vegetal, la cual ha sido estudiada y denunciada en el hemisferio norte por sus graves consecuencias para el balance hídrico regional. No obstante, sorpresivamente, la gran mayoría de países que compran el musgo Sphagnum son poderosos estados del hemisferio norte. Sólo Dinamarca y Estados Unidos exportaron el 99,58% de la explotación del año 2003, esto supone alrededor de 906 toneladas secas de musgo; Japón y Taiwán compraron el 78,42% de las 530 toneladas secas de musgo que se exportaron en el año 1998. La explotación del pomponal se ha centrado en la Región de los Lagos, en las provincias de Llanquihue y Chiloé. Entre los años 1998-2000, la fuerte demanda internacional de pompón transformó esta actividad en una importante fuente de ingreso para la Región. Esta intensa extracción, sin embargo, se realizó sin que existan iniciativas para asegurar su manejo sustentable.

En Chile la extracción de turba corresponde a una actividad minera y su explotación constituye una actividad catalogada como “ambientalmente depredadora”, ya que exige la intervención o alteración de extensas superficies. Consideraciones ambientales de carácter general asociadas a la explotación de turberas incluyen la necesidad de la conservación de la flora, fauna así como el mantenimiento de las zonas húmedas en las que tienen lugar, ecosistemas dependientes y creados en base a dicha humedad que les caracteriza. Además, debería considerarse la liberación de dióxido de carbono hacia la atmósfera, producida al exponer material orgánico acumulado en un ambiente anaeróbico. En particular para cada turbera, se hace necesario prestar gran atención a la influencia y mitigación de los efectos del drenaje necesario para su explotación, con relación a la modificación de la calidad del agua en el régimen hidrológico imperante en el sector.

Para ello, es imperiosa la necesidad de la interrelación de varios agentes interesados en el tema y que incluyan al gobierno, grupos ambientalistas, universidades e industria privada, entre otros. A modo de ejemplo, estudios recientes llevados a cabo en países con una gran industria basada en el recurso turba, como Canadá, señalan que es posible restaurar un sistema ecológicamente balanceado en relativamente poco tiempo: desde 5 a 20 años.

La extracción del recurso sin una normativa eficaz podría alterar gravemente el ecosistema, disminuyendo los recursos hídricos. Las turberas juegan un rol clave en la regulación del ciclo del agua, actuando como reservorio de agua dulce. Lo que resulta vital para Chiloé, donde el agua que se bebe proviene de napas(4) subterráneas abastecidas por turberas.

De acuerdo con estudios de la Universidad Santo Tomás, la extracción de musgo muestra síntomas de sobreexplotación y deterioro, por lo que urge promover el manejo sustentable.

Actualmente no hay ninguna norma que regule la extracción, tampoco que señale cómo se debe realizar. El recurso se extrae indiscriminadamente, deteriorando los humedales.

A nivel internacional la legislación existe en países como, por ejemplo, Canadá, Australia, y Argentina. En Chile, la turba es considerada un material fósil no renovable y su explotación se rige bajo el código minero. Así en Chile, entre 1998 y 2001, su volumen de producción aumentó 28 veces. En la actualidad se exportan alrededor de 2.250 toneladas, es decir 6,1 millones de dólares FOB(5) al año.

En Chiloé, la extracción de pompón se realiza de manera independiente, es decir, se lleva a cabo en pequeños predios, propiedad de familias quienes son los que realizan las labores de extracción, secado y, en menor medida, de transporte. Aunque en la mayoría de los casos se limitan a la extracción, normalmente mujeres y niños del mismo núcleo familiar, y posterior venta del producto húmedo a empresas que la envían a la zona central del país o al extranjero. Con esta actividad, las familias llegan a ingresar alrededor de 600.000 Pesos cada mes, así, el valor promedio de un saco de 20 Kg. de musgo húmedo (recién cosechado), varía entre los 300 y los 400 Pesos. Una vez seco, su valor aumenta hasta los 500 ó 650 Pesos. Cada saco de 20 Kg. húmedos equivalen aproximadamente a 1,5 Kg. de musgo seco. Claro que el valor del musgo seco se ve ampliamente incrementado en el mercado interno de los países a los que se exporta, llegando a multiplicarse en 10 veces o más el valor por el que el distribuidor lo vende en Chile.

Existen actualmente unas diez empresas exportadoras de pompón, la mayoría de las cuales se encuentran en la Región de Los Lagos, pero sólo una de ellas está ubicada en Chiloé, en la comuna de Castro. Esta empresa se encarga de recolectar la mayor parte del pompón de la isla. Para ello se asocia con varias familias y agrupaciones locales, las cuales le venden el pompón seco. El promedio de ingreso mensual por la venta de pompón durante la temporada de verano va desde los 250.000 hasta los 500.000 pesos por familia. Esta suma equivale a una extracción entre 500 y 1.000 Kg., considerando un valor de 500 pesos el Kg. seco (precio del año 2003; datos de la Empresa Alpha Moss Ltda. Situada en Nalhuitad comuna de Chonchi).

Por otro lado, existen dos plantas de explotación de turba en la isla, Quilquico (comuna de Castro) y Tarahuín (comuna de Ancud) de los cuales se desconocen los niveles de extracción. Su producción es enviada a la zona central del país para ser utilizada en horticultura (cultivo de champiñones). Se estima que el conocimiento de nuevos usos para la turba, la correcta evaluación del potencial y reservas de este recurso en la zona, unido a la incorporación de modernas técnicas de extracción, secado, envasado y transporte, generarían, en el mediano plazo, un gradual incremento en el interés por desarrollar nuevas explotaciones del recurso turba en la región.

Mapa de turberas en la Isla Grande de Chiloé.
Sin embargo, no existe una estimación de las reservas de turba explotable en la zona y se desconocen, para la mayoría de los depósitos, sus características físico-químicas. De este modo, se extrae el recurso de una manera irresponsable y desmesurada sin tener en cuenta la devastación a la que se somete al ecosistema y las formas de vida dependientes de éste.

TURBERAS: ¿CONTENEDOR MEDIOAMBIENTAL O ACTIVIDAD MINERA EXPLOTABLE?
La legislación actual no contempla en profundidad los efectos negativos que la extracción de turba tienen para con la flora y fauna de los humedales, la catalogan erróneamente como mineral, y, así, su explotación es decomisada por el Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN). La extracción, al ser una actividad relativamente nueva, carece de medidas adecuadas de explotación y remediación cabiendo la posibilidad de generar impactos sociales y ambientales negativos. Claro que este riesgo se corre una vez que la extracción se lleva a cabo demandada por grandes empresas y países del hemisferio norte. Desde el SERNAGEOMIN se proyecta el desarrollo de un futuro conflicto social y ambiental generado por la explotación no organizada ni fiscalizada de la turba.

El 25 de Marzo de 2008, se informó que Chile contaría con un “Sistema de Clasificación de Humedales” para mejorar la gestión de estos ecosistemas, los servicios que conforman el Comité de Humedales, iniciaron diversas acciones tendientes a mejorar la protección y el conocimiento de este tipo de ecosistemas, respondiendo así al llamado de atención que este año hace la Convención Ramsar.

La Convención sobre los Humedales es un tratado intergubernamental aprobado el 2 de Febrero de 1971 en la ciudad iraní de Ramsar, relativo a la conservación y el uso racional de los humedales, entró en vigor en 1975 y en la actualidad más de 144 países de todo el mundo han adherido a la misma (Partes Contratantes).

La Convención de Ramsar fue aprobada en Chile como Ley de la República en septiembre de 1980. Al adherirse a la Convención el país incorporó el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter en el río Cruces, Región de Los Lagos (centro-sur de Chile), como humedal de importancia internacional y actualmente cuenta con siete sitios Ramsar, todos ellos bajo el régimen de protección de Parque Nacional, Reserva Nacional o Santuario de la Naturaleza.

Sin embargo, hace apenas unos meses se realizó un seminario en la ciudad de Ancud, Provincia de Chiloé, donde Sergio Galilea, ex - Intendente de la Región de Los Lagos,  y otras autoridades realizaron el Taller “Turberas en Chiloé, Evaluación y Legislación”, que se desarrollo el día viernes 09 de Octubre del 2009 para el intercambio de conocimientos e integrar opiniones acerca de la sustentabilidad de la explotación de turba en Chiloé.

Ambas acciones gubernamentales parecen a todas luces contradictorias a no ser que conocimiento signifique gestión para la mejor explotación de estos sitios.

Esto viene a reforzar que el concepto de sustentabilidad esta sujeto a las concepciones economicistas que orientan la política económica nacional y regional, lo que implica establecer líneas de argumento que justifiquen la explotación de los humedales.


Los contenidos centrales de dicho seminario taller fueron todos funcionales a sus contenidos específicos, ninguno sobre la conveniencia o no de su explotación, las tres principales exposiciones estuvieron orientadas a:

·    “Las Turberas de Chiloé; Orígenes, Reservas e Impuestos de su explotación, expone Sr. Mauricio Mella, SERNAGEOMIN.
·    Aspectos Legales; Concesiones y Explotación, Sr. Jorge Muñoz B, SERNAGEOMIN. 
·    Ley Bases Generales de Medio Ambiente, expone Sr. Alfredo Wendt, CONAMA Región de Los Lagos.

Paradojalmente, en el documento La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad(6), se señala que “el drenaje de turberas libera dióxido de carbono. Los cambios climáticos pronosticados acelerarán la tasa de dióxido de carbono liberado por el suelo, lo cual contribuirá a su vez a aumentar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera (Bellamy et al. 2005)”, conocimiento e información que para las autoridades medioambientales chilenas pareciera no tener mayor relevancia y más bien priman los criterios economicistas de las autoridades políticas quienes ven una oportunidad de “diversificar las fuentes productivas” luego de la crisis de la salmonicultura 2008 (Galilea)  y abrir nuevas posibilidades de absorción de mano de obra.

El  término  humedales  se  refiere  a   una  amplia   variedad  de  hábitat  interiores, costeros  y  marinos  que  comparten ciertas  características.  Se  los   identifica  como áreas  que  se inundan  temporalmente, donde la napa freática (acuífero más cercano a  la superficie del suelo) aflora en la superficie o en los  suelos  de   baja   permeabilidad  cubiertos  por agua poco profunda. El agua juega un rol fundamental en el ecosistema, en  la determinación de la estructura y las funciones ecológicas del humedal.

Los ecosistemas de humedales están reconocidos como de alta fragilidad. Sin embargo, gran parte de ellos en Chile, al igual que  en  otras  regiones  del  continente han tenido la responsabilidad de sustentar directa o  indirectamente  a  diversas  comunidades  de civilizaciones.

Los principales beneficios de los humedales son:
- Ecológico y económico.
- La mitigación de la erosión costera.
- La captura de CO2 atmosférico.
- La depuración de afluentes.
- El abastecimiento de agua dulce para el consumo y las actividades económicas.
- Controlar las inundaciones.
- Servir de barreras y/o filtro natural entre los eventos marinos y terrestres.
Como podemos ver LOS HUMEDALES tienen una importancia enorme ya que en ellos se desarrollan diferentes  ecosistemas  vivos  y  tienen  relación  con  el  hombre. Luego la acción a seguir para preservar estos sistemas debería ser:
- Proteger, conservar, restaurar y crear hábitat de manera que se revierta la pérdida neta que se produce con el crecimiento y desarrollo continuo o como producto de eventos naturales.
- Entender, obtener, interpretar y compartir la información científica necesaria para manejar hábitats importantes.
-Crear una mayor conciencia sobre sus valores y mejorar el papel que cumplen las agencias relevantes
- Manejar, operar y apoyar las anteriores acciones mediante el desarrollo de políticas oficiales que busquen acuerdos de cooperación, apalancamientos de fondos, compartir personal y otras soluciones creativas que mejoren la eficacia y la eficiencia. 

Una analogía que debería tener en cuenta la humanidad, no muy lejos de la realidad, es que el agua es la sangre y el fluido linfático de la tierra. Mundialmente, el agua sirve de medio para la transferencia de energía y materia, es responsable del clima y las condiciones del tiempo, transporta los desperdicios y controla su degradación. Al igual que nuestro sistema circulatorio, el ciclo hidrológico mueve el agua a través del cuerpo-tierra.

Para la empresa explotadora de carbón Minera Isla Riesco, que ha explotado los recursos naturales de la zona de Magallanes durante 11 años (1988 a 1997) con el nombre Sociedad Cocar, hasta casi acabar con su riqueza natural y su atractivo turístico y ecoturístico, la turba es un combustible muy “mediocre”, empleado en algunos países como medio de calefacción doméstica. En estado natural está impregnada de agua, debido a lo cual ha de secarse siempre antes de su empleo.
Si la extracción de turba es igual o superior a cien toneladas mensuales (100 t/mes), en base húmeda, o a mil toneladas (1.000 t) totales, en base húmeda, de material removido durante la vida útil del proyecto o actividad, deberá someterse al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).

En consecuencia, de cumplirse los niveles señalados anteriormente, para la explotación de la Turba se debe obtener una Calificación Ambiental favorable, por parte de la autoridad competente. Requisito previo a la obtención de la autorización de Sernageomin.
El Reglamento del SEIA, señala también que deberán someterse al sistema los proyectos de (Art. 3 letra a.2):

Drenaje o desecación de cuerpos naturales de agua tales como lagos, lagunas, pantanos, marismas, turberas, vegas, albuferas, humedales o bofedales, exceptuándose los identificados en los incisos anteriores, cuya superficie de terreno a recuperar y/o afectar sea superior a diez hectáreas (10 hás), tratándose de las Regiones I a IV; o a 20 hectáreas (20hás), tratándose de las Regiones V a VII, incluida la Metropolitana; o a treinta hectáreas (30 hás), tratándose de las Regiones VIII a XIII.

Si la explotación de la turba es realizada en zonas declaradas como Zonas Húmedas de Importancia Internacional, especialmente como hábitat de aves acuáticas (Conocidas como sitios Ramsar), debe ingresar al SEIA.

Actualmente existe un programa de capacitación y conocimiento de las turberas, en la región de Los Lagos, propuesto por el SERNAGEOMIN, que, presumiblemente, tiene su término este año. Es un estudio acerca de los beneficios económicos derivados de la explotación, e información sobre los diferentes usos que se le puede dar, y ocupa muy poco espacio para denotar los riesgos medioambientales a los que se exponen las zonas explotadas. Se denomina “Programa de Capacitación y Transferencia del Conocimiento de Turbas en Chiloé”, su objetivo se enmarca en el estudio del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) “Catastro y levantamiento Geológico de Reservas Explotables de Turba, Isla Grande de Chiloé”, generando conocimiento actualizado en cuanto a localización, propiedades físico químicas, espesores aprovechables, evaluación de reservas y modalidades de explotación del recurso turba en Chiloé. En resumen, el programa tiene como objetivo orientar, capacitar y transferir el conocimiento, especialmente en temáticas de concesión y seguridad minera, explotación, remediación, legislación y normativa vigente relativa a la turba.

Este tipo de propuestas hace que los dueños de las tierras en que se encuentran los humedales y turberas, se encuentren de frente con una dicotomía entre lo favorable del recurso económico que es para el sustento familiar, pues es en su mayoría gente que se dedica por entero al campo y su explotación, cualquiera que sea el rubro, y el riesgo en que se encuentra el ecosistema al ser sobreexplotado sin medida e insustentable a largo y mediano plazo. Claro que, en la mayoría de estudios, que, en realidad son muy pocos y tienen una muy mediocre difusión, se les especifica mal, poco y de manera muy superficial las repercusiones que la explotación y extracción descomedida tiene sobre las turberas y sus ecosistemas.

Por tanto, como se aprecia, la necesidad de ordenar preferencias en cuanto a impacto medioambiental por sobre ventajas económicas en los futuros estudios que se realicen acerca de la extracción de pompón así como de la explotación de las turberas, es innegable. También ejercer labores de información de manejo sustentable del medio que se explota para personas que lo llevan haciendo décadas, pero que, hoy por hoy, se ven presionadas por un mercado competitivo y apresurado, es de gran importancia si se quiere que estos ecosistemas no se vean degradados hasta casi desaparecer en poco tiempo junto con la flora y la fauna que de ellos dependen y de los beneficios que reportan a la humanidad y al mitigamiento de los efectos del cambio climático provocado por, entre otras,  este tipo de racionalidades económicas.

NOTAS
(1) Pompón: es la manera de la que se denomina localmente al musgo Sphagnum.
(2) Anoxia: Es la falta de oxígeno. Puede ser en el océano, en el clima o en los tejidos vivos. (Extraído de www.wikipedia.org  La Enciclopedia Libre)
(3) Compuestos fenólicos: Son un grupo heterogéneo  de productos con más de 10.000 compuestos. Algunos son solubles en solventes orgánicos, otros solubles en agua y otros son polímeros muy grandes e insolubles. (sigue nota 3) Muchos son defensa ante herbívoros y patógenos, otros proveen soporte mecánico a la planta, otros atraen polinizadores o dispersores de frutos, algunos de ellos atraen la radiación ultravioleta o actúan como agentes alelopáticos, por ejemplo, reducen el crecimiento de plantas competidoras que estén cerca. (Extraído de www.wikipedia.org  La Enciclopedia Libre)
(4) Napa: Capa de agua en la superficie de la tierra o subterránea. (Extraído de www.rae.es Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española)
(5) F.O.B.: Abreviatura empleada en el comercio para indicar la locución inglesa free on board (franco a bordo) de uso universal y que significa que la mercancía es puesta a bordo por el expedidor, libre de todo gasto, siendo de cuenta del destinatario los fletes, aduanas, etc. (Extraído de www.eumed.net Enciclopedia y diccionario virtual de las Ciencias Sociales, Económicas y Jurídicas)
(6) LA ECONOMÍA DE LOS ECOSISTEMAS Y LA BIODIVERSIDAD (EEB) Comunidades Europeas, 2008. Impreso en Bélgica.

REFERENCIAS:
- http://www2.sernageomin.cl/pto_varas/Biblioteca/Articulos.pdf/CRIGNOLA-ORDOEZ.pdf Simposio Internacional de Geología Ambiental para Planificación del Uso del Territorio, perspectivas de utilización de los depósitos de turba de la isla de Chiloé, décima región de Los Lagos, Chile. (Puerto Varas, 4-6 de Noviembre 2002)
- http://www.chilepotenciaalimentaria.cl Revista del Campo.
- http://www.benthos.cl Estudios en Aguas Continentales.
- http://www.sernageomin.cl Servicio Nacional de Geología y Minería.
- http://www.mineraislariesco.cl Empresa minera de extracción de carbón.
- http://www.wikipedia.org La Enciclopedia Libre.
- http://www.rae.es Diccionario de la Real Academia de la lengua Española.
- http://www.eume.net Enciclopedia y diccionario virtual de las Ciencias Sociales, Económicas y Jurídicas.
- http://www.ramsar.org Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional.
- Catastro y Levantamiento Geológico de Reservas Explotables del Recurso Turbera en Chiloé, Región de Los Lagos (COD BIP Nº 201902233-0) Informe Final (Revisado) Agosto de 2008. SERNAGEOMIN.
RECOLECTORES DE MOLUSCOS TEMPRANOS EN EL SURESTE DE LA ISLA DE CHILOÉ: UNA PRIMERA MIRADA
EARLY SHELL GATHERERS IN THE SOUTHEASTERN PART OF CHILOÉ ISLAND: PRELIMINARY RESULTS
DOMINIQUE LEGOUPIL
UMR7041-CNRS, Maison de l`Archéologie et de l`Ethnologie, Nanterre, France.
E-mail: dominique.legoupil@mae.u-paris10.fr


RESUMEN
Se registró hace poco, una veintena de conchales y sitios arqueológicos cerámicos en los fiordos del sureste de la isla grande de Chiloé. Uno de los conchales indica la presencia de recolectores marítimos en esta zona hace casi seis milenios.


ABSTRACT
Twenty shell middens and late archaeological sites with pottery have been discovered in the fjords of the southeastern region of Chiloé Island. One of the shell middens provides evidence for the presence in the region of maritime foragers some six millennia ago.


INTRODUCCIÓN
En el cuadro de las investigaciones sobre el origen del poblamiento de los archipiélagos de Patagonia y Tierra del Fuego, se realizó en julio de 2003 un reconocimiento de dos semanas en la costa sureste de la isla grande de Chilpe. Este trabajo fue fruto de una colaboración franco-chilena entre la misión arqueológica francesa (D. Legoupil y K. Salas) y el Instituto de la Patagonia y el CEQUA (Centro de Estudios del Cuaternario de Fuego-Patagonia y Antártica) de la Universidad de Magallanes (F.Morello y M. San Román).
El objetivo de la investigación era buscar, en Chiloé, huellas de cazadores-recolectores marinos que pudieran apoyar la hipótesis de un origen chilote del poblamiento marítimo temprano registrado de entre 5.500 y 6.200 AP en la zona austral de los de archipiélagos de Patagonia y Tierra del Fuego por varios autores (Emperaire y Laming 1963; Ortizel Troncoso 1975; Orquera y Piana 1986/87; Legoupil 1993/94 y 1997).
Este origen de los canoeros tempranos representa una de las dos hipótesis tradicionalmente consideradas (Lothrop 1928, Bird 1938, Emperaire. y Laming 1963), siendo la otra un origen terrestre, a partir de la adaptación al medio marítimo por parte de cazadores terrestres de Patagonia meridional y/o Tierra del Fuego. En efecto, fuera de las oleadas de poblamiento posteriores, se puede imaginar que ya, en los tiempos remotos del medio del Holoceno pequeños grupos haliéuticos de gran movilidad podrían haber descendido desde el norte -a partir de Chiloé- a lo largo de la costa pacífica... para colonizar las regiones más acogedoras del estrecho de Magallanes y del canal Beagle... (Legoupil y Fontugne 1997:85).
Nuestras investigaciones fueron focalizadas en tres estuarios. No representan más que una primera aproximación, considerando que las zonas central y septentrional, más ricas, están desde hace poco, en el marco de un proyecto Fondecyt dirigido por C. Ocampo, dentro de un ambicioso plan de prospección que debería ofrecer próximamente resultados muy interesantes para esta región hasta ahora arqueológicamente subdesarrollada.
ANTECEDENTES
La arqueología de cazadores recolectores marítimos de Chiloé fue abordada sólo tardíamente por la comunidad científica. Sin embargo, hay indicios de que Chiloé fue ocupada antiguamente por poblaciones de cazadores recolectores marítimos, y después por grupos agro-alfareros de origen mapuche posiblemente en el curso de nuestra era.
El primer testimonio sobre un poblamiento antiguo de la isla remonta a la década de 1930, cuando J. Bird señaló la presencia de grandes conchales alrededor del golfo de Reloncaví y a lo largo de la costa este de Chiloé. Él distinguió dos fases: la primera caracterizada por choppers y la segunda por puntas bifaciales y hachas pulidas (Bird 1938).
Algo más tarde, Vásquez de Acuña (1963) publicó una rápida síntesis de observaciones que él mismo efectuó en diferentes zonas de Chiloé y sobre colecciones arqueológicas donde figuran, además de hachas pulidas y grandes puntas bifaciales, otras puntas pequeñas con pedúnculo consideradas como puntas de flechas.
Por último, en el cuadro de estos estudios científicos pioneros, un conchal a la orilla del río Gamboa en Castro, fue asignado a una antigua población de cazadores recolectores. Presentaba una economía basada sobre el consumo de moluscos y de aves (Díaz y Garretón 1972/73). La industria era variada: choppers, puntas bifaciales, pulidores de piedra, puntas y punzones de hueso, en fin cuentas de piedra, hueso y concha.
A pesar de ser atribuidos a un modo de vida anterior a los grupos agro-alfareros, ninguno de estos sitios fue fechado. El primer sitio de Chiloé datado hacia la mitad del Holoceno, Puente Quilo, fue descubierto hace poco en la bahía Quetalmahue al noroeste de la isla grande de Chiloé: en un contexto cultural configurado por restos óseos humanos, artefactos líticos, huesos de animales terrestres, peces de mar, moluscos, escasos mamíferos marinos, restos de carbón y un leve desarrollo de conchal se obtuvo una fecha de 5.500 AP (Rivas et al. 1999: 226). Dentro de los artefactos se destaca una industria lítica bifacial. También un conchal con piezas bifaciales encontrado más al sur, en las islas Guaitecas, GUA 010, fue fechado en 5.020 ± 90 años AP (Porter 1992). Estos dos sitios representan, hasta ahora, las únicas huellas comprobadas de una población de cazadores-re-colectores para los archipiélagos septentrionales, que se aproxima (aunque un poco más reciente) a la fecha de la primera adaptación marítima en los archipiélagos de Patagonia.
RESULTADOS
Nuestro breve recorrido fue efectuado a pie, en auto y en botes de pescadores en tres zonas al sur de Compu: los estuarios (o fiordos) de Chadmo, Huildad y Yaldad (Fig. 1). Este último se encuentra al lado de la pequeña ciudad de Quellón, donde se termina la ruta panamericana iniciada en Alaska. Las costas fueron inspeccionadas superficialmente, utilizando el reavivado de cortes o perfiles naturales y el desarrollo de pequeños sondeos (barrenos y sondeos de un máximo de 0.5 m2).
Veinte sitios fueron detectados, de interés y repartición muy desigual: 12 en el fiordo de Yaldad, claramente la zona más rica; 7 sitios, muy erosionados, en el fiordo de Huildad; por último uno solo en la desembocadura sur del pequeño fiordo de Chadmo.
Como es común en Chiloé, nos vimos confrontados al problema de las variaciones de los niveles costeros debido al terremoto y, tal vez más aún, al tsunami de 1960 que ocasionó un retroceso del mar de 15 a 30 m de distancia seguido de olas que alcanzaron 8 m de altura (Grenier 1984). Además de los movimientos tectónicos registrados, los efectos del tsunami fueron particularmente notorios en los terrenos aluviales blandos situados en las cabezas de los estuarios, que fueron desestabilizados y socavados por la brutal subida del agua. Las costas de limo, mucho más frágiles que las costas rocosas, se hundieron y su vegetación, medio sumergida, murió. Así se puede observar actualmente el espectáculo de extensas zonas de pantanos cubiertas de troncos de árboles muertos (Fig. 2). Según la naturaleza del relieve costero, el litoral pudo ser erosionado hasta metros o decenas de metros.
Fig. 1 Zona de prospección al sureste de Chiloé.
Las consecuencias de este fenómeno son particularmente fuertes en las ocupaciones arqueológicas situadas sobre la línea de terrazas bajas, en las zonas frágiles. Podemos interrogarnos sobre los efectos de tales eventos en el pasado: cuatro terremotos registrados sólo en el tiempo de la colonización en los años 1575, 1737, 1835 y 1837 (Grenier 1984). Es probable que una gran parte de los sitios costeros desaparecieran y que solamente subsistan a la vista los que estaban situados en terrazas medianas o altas, o que reposaban sobre un substrato más firme que los suelos limosos.
Fig. 2 Zona de limos, hundida, con árboles muertos al pie del sitio Yaldad 2.
El estuario de Yaldad: sitios y características
La boca de la gran bahía de Quellón está protegida por tres islas: Cailín, Laitec y Coldita. Al fondo se encuentra el pequeño estuario del río Yaldad (Fig. 3). En las islas y las costas del estuario, como en toda la zona sureste de la isla de Chiloé, viven lugareños que reclaman ser parte de la Comunidad de los Huilliches, agro-alfareros de origen mapuche. Sin embargo, según Amador Cárdenas, director del museo de Quellón, esta zona fue poblada inicialmente por cazadores-recolectores marítimos, los antiguos “Chonquis” llamados también “Payos” según otros autores (Mena 1985)1. Estos grupos parecían ligados con los indios canoeros del sur: en particular con los Caucahues y Chonos del archipiélago de los Chonos con quienes compartían un profundo parentesco étnico de antes de la influencia mapuche (Mena 1985: 212), y tal vez más allá del golfo de Penas, con los Taijataf o Calén de los canales Messier y Fallos, aunque estos grupos sean de cultura un poco diferente según Cortés Hojea (1557-58). Esta comunidad de modo de vida explica la ayuda eficaz de los indígenas de Chiloé a las expediciones marítimas jesuitas de los Padres Venegas y García, o de Juan Vicuña, en estas zonas alejadas, en el transcurso del siglo XVIII. También así se explica la aventura de John Byron trasladado, en 1741, del sur del golfo de Penas a Chiloé en la canoa de una familia indígena (Byron 1798).
Fig. 3 Vista aérea de la bahía de Quellón y del pequeño estuario de Yaldad.
Hoy día es difícil juzgar si los indígenas de la zona sureste de Chiloé son descendientes de la antigua población prehistórica local, de los Huilliches agro-alfareros que llegaron más tarde, o aun de los indios canoeros traídos de los archipiélagos (Chonos y Guayanecos) o de la costa de Aisén, por los padres jesuitas y franciscanos. En efecto, Cailín fue, en el siglo XVIII, la sede de la misión destinada a evangelizar y acoger a estos nómades (Grenier 1984; Mena 1985). Lo más probable es que se produjera una profunda mezcla. En este sentido, hay que notar que el apellido de familia del cacique general de la comunidad huilliche que encontramos en Compu, don Carlos Lincoman es idéntico al de la última familia indígena considerada como chono que vivía de la pesca en 1872 en las islas Guaitecas: hoy dia no existe mas que una sola familia nombrada Lincoman, que habita el canal Puquitin ... que pueda pretender a la representación de la raza chona orijinal (Simpson 1874/75: 114).
Buscando las huellas de estos cazadores marinos y de sus antepasados, hicimos una inspección rápida de la costa de Quellón donde las prospecciones y la conservación de los sitios son difíciles por la urbanización del litoral. Por falta de tiempo y de medio de transporte, tampoco pudimos visitar las tres islas, aunque varios conchales fueron señalados en sus costas.
A. Cárdenas nos había señalado un conchal, ocasionalmente saqueado por los buscadores de hachas, al lado de la aldea de Cocauque, en la costa oeste del fiordo de Yaldad. Recorrimos esta costa, muy accesible en lancha, desde el nivel del islote Captuno hasta la desembocadura del río. Encontramos el sitio mencionado, que llamamos Yaldad 7 (Fig. 4), en una punta rocosa baja (1-3 msnm), substrato que le protegió sin duda del efecto desestabilizador de los tsunamis. El yacimiento presentaba, en un corte muy erosionado de casi 2 m de espesor, restos alimenticios (principalmente conchas de mariscos) y artefactos líticos entre los cuales se registró un chopper, pieza común en Chiloé, un percutor y varias lascas. El nivel intermedio de este conchal fue fechado en 1.610 ± 40 AP (Beta-182462)2 a partir de carbones registrados a 80 cm. de profundidad o sea a casi 1 msnm. Esta fecha, aunque no muy antigua, representa un dato interesante en el cuadro del análisis de la evolución de la tectónica local y de las variaciones de los niveles marinos.
Más adelante, descubrimos otros sitios en el estuario: diez en la costa oeste, uno en la desembocadura norte del río, y uno en el islote Captuno. Se trata, en todos los casos, de conchales situados en el borde de la costa (a menos de 20 m de distancia del mar) y a una altura que puede variar entre 1 y 9 msnm.
Fig. 4 Los sitios del fiordo Yaldad.
 
Fig. 5 Los conchales-túmulos de Yaldad 1 (a), 9 (b), 10 (c), 11 (d).
Algunos conchales parecen bastante planos y se extienden sobre grandes superficies, tal como el caso de Yaldad 6 que no formaba relieve visible, a pesar de su extensión (una cincuentena de metros de diámetro) y espesor importante (1,20 m en un sondeo).
Otros están representados por una pequeña capa de unos 40 cm de espesor, visibles en los cortes naturales debido a la acción marina.
Pero los sitios más espectaculares forman verdaderos montículos artificiales, muy conspicuos en el paisaje por el gran volumen que pueden alcanzar por la acumulación de conchas: es el caso de los sitios de Yaldad 1, 2, 9, 10, y 11 (Fig. 5).
Estos sitios presentan un diámetro que varía entre una decena y una cincuentena de metros, y una superficie vecina o superior a una centena de m2. Están en una situación alta, entre 4 y 9 msnm: dominando así el fiordo ofreciendo una buena visibilidad.
Dentro de estos grandes conchales se destaca el sitio Yaldad 2 que domina el fiordo con casi 9 metros de altura (msnm). Hicimos dos sondeos. En el primero, situado casi al centro, después de un pequeño sondeo de 1,40 m de profundidad, un barreno llegó al largo máximo de la sonda (2 m), sin tocar el fondo. Un segundo barreno en el borde del conchal, al pie de un corte artificial hecho por un camino (Fig. 6), permitió estimar la profundidad mínima del conchal en 3,80 m (alturas acumuladas del corte y del barreno). En este nivel profundo, conchas molidas fueron fechadas en 5.950 ± 80 AP (Beta 182461). El material cultural visible en el corte y el sondeo parecía pobre: unas lascas y un chopper o núcleo, con una dieta casi mono-específica de mariscos típicos de los conchales de estos fiordos: almejas (familia Veneridae), a veces muy grandes, choritos (Mytilus sp.), choros zapatos (Choromytilus chorus), y algunas cholgas (Aulacomya ater), caracoles (Trophon sp.), locos (Concholepas concholepas), caracoles zapatillas (Crepidula dilatata), y picorocos (Megabalanus sp.) (determinaciones taxonómicas de K. Salas). Se registraron también muy escasos restos de aves y pequeños mustélidos. En la parte superior de un corte erosionado afloraban dos huesos humanos (tibia y fémur).
Fig. 6 El sitio Yaldad 2: barreno al pie del corte.
Los sitios del estero de Huildad (Fig. 7)
Siete yacimientos, todos muy erosionados, fueron divisados en este lugar cuyo apellido significa el fiordo de las nutrias (según Pérez, 2002: 81). Sin embargo no se registraron testimonios particulares de caza de estos pequeños mamíferos. Se trata de conchales, generalmente muy tenues, donde se destaca el consumo de almejas.
Todos los terrenos costeros bajos de la cabeza occidental del estuario, donde desembocan tres ríos, son pantanosos. Aquí el tsunami tuvo muy probablemente un efecto fuertemente desestabilizador y una gran influencia sobre la formación de los pantanos. Los terrenos más elevados donde, según A. Cárdenas, se encontraba un conchal, eran parcelas privadas difíciles de visitar.
Nuestros esfuerzos fueron concentrados en la desembocadura este del fiordo. En la costa sur, se pueden observar algunos vestigios en los escombros caídos de la Punta Carvajal donde se registraron frágiles huellas de ocupación erosionadas a 8 msnm. En la comuna de Santa Rosa de Candelaria no se pudieron observar las terrazas bajas ocupadas por casas y cultivos, pero se registraron numerosos restos de conchales en los cortes erosionados del camino, a una altura de aproximadamente 5-6 msnm y a algunos metros o decenas de metros de la costa. Parecen poco importantes y en ninguna parte hemos observado túmulos comparables a los del fiordo de Yaldad.
Fig. 7 Los sitios del fiordo Huildad.
En la costa norte, sobre una larga punta arenosa baja que cierra casi la desembocadura del estuario (Punta Queuman), se encontró un extenso sitio (Huildad 1) que presenta dos componentes distintos visibles en cortes naturales en los dos lados opuestos de la punta:
- Un componente, probablemente huilliche, a unos 50 cm de profundidad en el corte erosionado de la arena eólica, todo a lo largo de la costa oeste. Está compuesto por un nivel de conchas de almejas y algunos caracoles (Trophon sp. y Tegula atra), huesos y dientes de caballo, cubierto localmente por un nivel de incendio. Se encontró también cerámica (en particular un fragmento pintado);
- Otro componente con características más emparentadas a cazadores recolectores, del otro lado de la punta (este). Contenía artefactos líticos dispersos (lascas, un fragmento de punta bifacial y un yunque).
Numerosas cuevas de los fiordos de Huildad, Chadmo y Yaldad (isla Linagua) están señaladas en la memoria colectiva como habitaciones de los antiguos “Chonquis”. En la costa norte de Huildad visitamos la cueva de Curahue. Encontramos en el fondo huellas antrópicas muy frágiles: una lasca lítica y un apilado metódico de choros zapatos, necesariamente de origen antrópico, en un conglomerado de pudinga (brecha). Pero la proximidad del mar que barría la entrada de la cueva, y la débil altura de los vestigios (1-2 msnm) los exponían a la acción de los temporales del sur.
El estuario de Chadmo
Este fiordo es mucho más pequeño que los otros. En las proximidades de su desembocadura, sobre la costa sur, acantilados de pudinga están cortados por verdaderas cuevas cuyas bases están casi al nivel del mar. Aunque los habitantes de Chadmo señalan que se encontraron en ellas herramientas indígenas, ningún resto antrópico pudo ser observado -y probablemente conservado- debido a la acción del mar.
Fig. 8 El efecto del tsunami de 1960 sobre la costa en la desembocadura del fiordo Chadmo.
El fiordo es poco profundo (se dice que estaba seco en los minutos anteriores al tsunami de 1960) y su cabecera, extremadamente pantanosa, dificulta la visibilidad de los sitios. Sólo la pequeña aldea actual, situada en la costa norte, habría revelado la presencia de herramientas líticas y óseas en los cultivos.
En la punta sur de la desembocadura del fiordo, la playa está muy marcada por el tsunami. Según los lugareños, la costa retrocedió algunas decenas de metros, dejando lugar a la planicie cubierta de musgos y troncos de árboles muertos actualmente visibles (Fig. 8). En una puntilla (Punta Chadmo) se encontró el único sitio que hemos visto (Fig. 9). Se trata de un conchal denso y fragmentado situado sobre un banco de tierra arenosa, a más o menos 2 msnm. Su conservación indica que ya estaba enterrado y probablemente sellado por la vegetación durante el tsunami. En dos sondeos de 40 x 40 cm, llegando a 60 cm de profundidad, encontramos numerosos restos alimenticios: conchas muy variadas (patellas, fissurelas, almejas, caracoles, jaibas, choros zapatos, choros, cholgas), huesos de grandes pescados, y escasos huesos de aves y de pequeños mamíferos terrestres. Una decena de lascas, mayoritariamente de lutita, y una de obsidiana oscura, atestiguan una pequeña actividad de talla de la piedra.
Fig. 9 El sitio Chadmo 1.
Unas puntas líticas del museo de Quellón colectadas por Gilberto Ulloa en la comuna de Chadmo provienen de un sitio vecino de la aldea de San Antonio, lejos de la costa. Nos faltó tiempo para ir a reconocerlo.
El estero de Compu
En fin, vale la pena señalar un conchal muy grande, visible en un corte frontal de más de 100 m, sobre la costa sur de este estero. Por su tamaño y su situación en un relieve alto (6-8 m), pertenece al tipo de los conchales-túmulos de Yaldad pero su cima fue desafortunadamente removida por la construcción de una casa (Fig. 10). Por su situación (42°52`10`` de latitud sur, 73°42`34`` de longitud oeste) se encontraba, a algunas centenas de metros, fuera de nuestra zona de prospección autorizada y no hicimos sondeos. Este sitio donde vimos una lasca de obsidiana y muchas almejas podría corresponder a un conchal que nos fue señalado en Compu por el director del museo de Castro, Felipe Montiel.
 Fig. 10 El gran conchal del estero Compu.
DISCUSIÓN
Los problemas de conservación de los sitios
En la región, es particularmente agudo el problema de conservación de los sitios costeros, especialmente debido a fenómenos naturales. Estos problemas son generalmente atribuidos a movimientos puntuales y desordenados debido a sismos. Así en las islas Guaitecas, después del terremoto de 1960, se observó tanto levantamiento (max.=5,70m) como hundimiento (max.=2,3) en relación al nivel del mar... que afectaron un área de más de 150 km de ancho y de 1000 km de largo entre 37° Lat. S y 48° Lat. S (Porter 1992: 86).
En realidad, en las observaciones de arqueología costera, para cada zona se deben distinguir los movimientos lentos (eustacia-isostasia), rápidos (fallas, fracturas eisostasia consecutiva a terremotos) o casi instantáneos ( tsunamis). La conservación de los sitios resulta de la conjunción de estos tres fenómenos: relación entre las variaciones de niveles del mar y de la tierra (levantamiento holocénico general de las islas), eventos sísmicos de la corteza terrestre (hundimiento o levantamiento de la costa), y eventos catastróficos de olas, en el origen de la desestabilización local de los terrenos aluviales.
En este sentido, los resultados de los análisis radiocarbónicos de Yaldad 2 y 7 representan buenos indicadores para la tectónica local:
Hemos visto que, en a pequeña punta rocosa de Yaldad 7 poco sensible a la erosión marina, el nivel de 1 msnm fue fechado en 1.610 ± 40 AP. Así, en los primeros siglos de nuestra era, el nivel marino parecía poco diferente del actual. Se supone que los movimientos cosísmicos no fueron muy fuertes, o se anularon unos a otros, y que las capas sedimentarias fueron bastante firmes para resistir a las olas de tsunamis. En todo caso no se nota aquí huellas del hundimiento de terrenos, señalado varias veces en la región y observable en los terrenos aluviales más frágiles.
En Yaldad 2, detrás de una costa de limo medio sumergida, en un promontorio cuyo substrato profundo parece ser de roca, una capa arqueológica ubicada actualmente a 4 msnm fue fechada en 5.940 ± 80 AP. Esto indica, una débil elevación de la costa del estuario, comparada al nivel actual. Este movimiento es compatible con el levantamiento general de las costas de Chile estimado en 3 m en 5.000 años (Porter et al. 1984); pero parece muy diferente de las variaciones indicadas en algunos sitios de canoeros tempranos de la zona austral (estrecho de Magallanes y mar de Otway) situados entre 10 y 15 msnm, y también de los movimientos cosísmicos muy fuertes registrados en algunas partes de las Guaitecas (Porter 1992).
Aparte de fenómenos excepcionales, estos precarios resultados indican, en los estuarios del sureste de Chiloé, una débil elevación de 2-3 metros de la costa de los 5-6 milenios AP comparada al nivel actual, y pocas variaciones durante nuestra era: si numerosos sitios costeros, particularmente los más recientes, pudieron desaparecer con el efecto de los tsunamis sobre las riberas sedimentarias frágiles de los fiordos del sureste de Chiloé, otros pueden subsistir, en particular sobre substratos rocosos, y más aún cuando son de cierta antigüedad.
La cuestión de los conchales: basureros o sitios de ocupación
Aunque esta primera mirada no permitió realizar excavaciones importantes, la sola observación de los cortes naturales y de los escasos y pequeños sondeos reveló la baja diversidad de especies consumidas y la pobreza cultural de estos conchales.
Principalmente registramos algunos fragmentos de cerámica huilliche en los niveles superiores, y elementos dispersos de piedra tallada (choppers, lascas) o piqueteada (yunques), poco numerosos, en los otros. Aunque los sitios de Puente Quilo (Rivas et al., 1999) y conchal Gamboa (Díaz y Garretón, 1972/73) parecen más ricos, aquí se confirma la pobreza cultural de los conchales de Chiloé ya señalada por J. Bird (1938).
Del punto de vista económico, también el espectro de los restos alimenticios parece poco variado: está fundado de manera aplastante sobre mariscos, sobre todo almejas y choros. Los restos de mamíferos, aves o pescados están señalados en Puente Quilo (Ibíd.) pero no fueron el objeto de un estudio cuantitativo. Ellos eran escasos en los sitios del sureste que registramos, a excepción del sitio de Chadmo 1. Se nota en particular la casi ausencia de restos de pinnípedos, animales tan comunes en los sitios de Patagonia austral, y ocasionalmente presentes hoy en día en los fiordos de Chiloé.
Esta pobreza cultural y económica no puede resultar sólo del tamaño reducido de nuestros sondeos pues en los importantes volúmenes caídos de cortes erosionados en Yaldad 2 ó 7, no son más abundantes. Tres explicaciones son posibles:
- Ya sea una explicación tafonómica: la acidez del suelo no habría permitido la conservación de los huesos (explicación usada por Porter (1992) en el sitio de Gua-010); esto explicaría la pobreza de la industria ósea como la de los restos de aves o mamíferos; pero no la pobreza del material lítico;
- Ya sea que los conchales representan ocupaciones muy especializadas (tal vez estacionales) de consumo de mariscos sin producción ni uso importante de herramientas. En este caso, considerando el bajo poder calórico de los moluscos, nos podemos interrogar sobre su eventual asociación con otros elementos más nutritivos, casi indispensables. Si no se trata de carne y grasa de mamíferos marinos como en los archipiélagos de Patagonia, se puede pensar -por lo menos a partir de una época aún indeterminada-en las papas, u otros tubérculos salvajes y plantas en general, producto-clave aunque muy perecible de la agricultura de la isla. En efecto, este tubérculo podría ser bastante antiguo en Chiloé como lo indicó el descubrimiento de ejemplares salvajes en Cucao y la hipótesis de un posible origen chilote de esta especie ahora mundialmente cultivada (Sykin, 1972 en Grenier, 1984);
- En fin, independientemente de la conservación diferencial de los restos, los conchales no son más que basureros altamente selectivos, separados de las habitaciones.
Así llegamos a interrogarnos sobre la funcionalidad de estos conchales: ¿revelan una sucesión de ocupaciones tradicionales y permanentes, u ocupaciones estacionales temporales?
En los dos casos, ¿representa el conchal el sitio mismo de la habitación como en la mayoría de los conchales de las costas centro o sur americanas, o sólo el basurero de una habitación situada en las cercanías?
Si consideramos el caso del conchal-túmulo de Yaldad 2, parece que este gran sitio fue usado repetidas veces, desde la fecha de seis milenios de su base, hasta la capa superior. Sirvió para botar conchas, pero también algunas escasas herramientas líticas, y, en su último momento para sepultar un cadáver. Sin embargo, no se nota, en el gran perfil conchal o en el sondeo, concentraciones de útiles, fogones o estructuras atestiguando suelos de habitación. Podría ser el basural de una habitación situada, en el lugar que actualmente ocupan las construcciones de esta parcela, a unos 50 m más al sur donde no fue posible sondear. También, aunque menos probable, la habitación podría encontrarse en la pradera rocosa en pendiente atrás del conchal (Fig. 11). Sólo excavaciones muy extensas, dentro y alrededor de los conchales, podrían resolver el problema de la función de los conchales, particularmente de los conchales-túmulos.
Fig. 11 El sitio Yaldad 7: al medio, el conchal; en los árboles, a la derecha, la casa actual y el gallinero.
Otra vía de investigación sería estudiar la estacionalidad de los restos alimenticios. Pero si se trata de sitios estacionales (¿de verano?): ¿Dónde están los otros sitios? ¿Cómo puede ser que, en una isla urbanizada como Chiloé, no se señalan todavía más sitios en el interior?
CONCLUSIÓN
Las labores de prospección y sondeos en la zona sudeste de Chiloé permiten notar que, a pesar de la desigualdad de condiciones de conservación y de visibilidad de los sitios, existía una buena densidad de ocupaciones prehistóricas hasta la parte meridional de la isla grande. La fecha de 5.950 AP obtenida en Yaldad 2, incluso si se debe rejuvenecer un poco por el efecto reservorio, sitúa este sitio en el grupo de los yacimientos costeros tempranos de la región: Gua-010 fechado de 5.020 ± 90 AP en las islas Guaitecas(Por-ter 1992), Puente Quilo(5.500 AP)en la extremidad noroeste de Chiloé (Rivas et al. 1999). También está próxima delos sitios de la costa continental fechados entre 5.000 y 5.600 AP como Chan-Chan (Navarro 2001) o entre 5.000 y 6.500 como Piedra Azul o Bahía Chamiza (Gaete et al. 2000).
Este conjunto de sitios, casi todos descubiertos durante los 15 últimos años, tiende a establecer en la zona la presencia de una importante población de cazadores-recolectores marítimos, más o menos en la época de la primera adaptación marítima en Patagonia austral. Sin embargo queda, por el momento, en una posición temporal un poco más reciente (a excepción de Piedra Azul). Además, no presenta las características económicas y culturales marcadas de los indios canoeros de Patagonia. En los sitios del sureste de Chiloé, no encontramos indicios de las industrias ósea o sobre obsidiana verde típicas de los grupos australes(aunque en Puente Quilo, al norte, se encontraron puntas bifaciales sobre obsidiana, pero aún no fechadas con certeza). También, la economía especializada y casi mono-específica de recolección de mariscos parece muy diferente de la economía oportunista y polivalente de los archipiélagos de Patagonia, donde los mariscos tienen un papel secundario comparado a la caza de aves y mamíferos marinos. Así los habitantes del sureste de Chiloé parecen más recolectores de mariscos que verdaderos cazadores marinos. Además, se sabe gracias al sitio Gua-010 que estas poblaciones eran capaces de navegar hasta las islas Guaitecas hace cinco milenios, y quedaría por comprobar si fue así un milenio antes, a la hora del poblamiento marítimo austral. El estado de las investigaciones arqueológicas en Chiloé, es demasiado incipiente para juzgar el proceso que habría podido empujar a los recolectores de mariscos de esta región hacia los archipiélagos de Patagonia. Comprobar este punto necesitará de un mayor esfuerzo de investigación en esta zona.
AGRADECIMIENTOS
Esta prospección fue realizada gracias a los fondos del CNRS (Centre National de Recherche Scientifique)y delServicio de Coopération Scientifique et Universitaire delMinistère des Affaires Etrangères (Francia). Agradecemos también al CEQUA -Centro de Estudios del Cuaternario de Fuego-Patagonia y Antártica por su ayuda, y a Flavia Morello y Manuel San Román del Instituto de la Patagonia por sus correcciones.
NOTAS
1 También Álvarez (2002) muestra la gran mezcla de apellidos étnicos de los grupos canoeros entre los 44° y 48° S.
2 Esta fecha, así como la fecha de Yaldad 2 (infra) fueron obtenidas gracias al financiamiento del CEQUA.
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La planta Ballenera de Isla San Pedro, Chiloé 1909-1913

La Planta Ballenera de Isla San Pedro, Chiloé (1909-1913)

Daniel Quiroz

La caza de ballenas, que se realizó frente a las costas de Chile por más de 200 años, ha desaparecido. La última ballena fue cazada “oficialmente” en 1983. En muchos de los lugares donde hubo actividad ballenera, subsisten los restos de las plantas balleneras o factorías, objetos, máquinas y construcciones que contribuyen a materializan su historia como testigos de épocas de esplendo. También ha quedado una gran cantidad de documentos, impresos e inéditos, fotografías y películas que sirvieron para registrar al menos una parte de estos hechos. Tenemos, además, recuerdos en las personas que se relacionaron, de una u otra manera, con el proceso, tanto en la propia cacería como en el procesamiento de los productos derivados de ella. Son sólo testimonios fragmentarios, dispersos, que pueden, sin embargo, ayudarnos a desentrañar, “reconstruir”, “reparar” ese modo de vida.


Una ballena en la rampa de la planta, preparada para su despiece.

Un pequeño puerto situado en la Isla San Pedro, en Chiloé, es uno de estos lugares donde se desarrolló una actividad ballenera de importancia. La literatura ballenera chilena (Martinic 1973, 2004; Sepúlveda 1997, 2008) entrega algunos detalles sobre sus características, pero la información es bastante genérica y no permite imaginarse su funcionamiento y conocer un poco más a las personas que estuvieron involucradas en ella.



El velero Vesterlide y el vapor cazados Ravn, fondeados en el puerto San Pedro, Chiloé.
Un viaje realizado el 2009 a Sandefjord, Noruega, me permitió “descubrir” un libro con valiosa información textual y visual sobre esta operación ballenera. Se trata del libro escrito por Bjarne Aagaard titulado Fangst og Forskning i Sydishavet, publicado en 1930 en dos volúmenes por Gyldendal Norsk Forlag, en Oslo, Noruega. En el Tomo I, en el capítulo donde se describe la expedición realizada entre 1908 y 1909 a los mares antárticos por la barca Vesterlide (Aagaard 1930, I: 333-370) aparece abundante información sobre la operación de la planta ballenera de la Isla San Pedro y un conjunto muy interesante de seis fotografías alusivas tanto a la planta, como a los buques y el personal que participó en las actividades balleneras. Para construir este relato hemos usado complementariamente la información proporcionada por Sigurd Risting en su Av hvalfangstens historie, publicada por en 1922 por J.W. Cappelens Forlag, en Oslo, Noruega.

El mismo autor señala que “la mayor parte de lo que se sabe acerca de esta expedición la he encontrado en el diario del "Vesterlide". Sin embargo August F. Christensen me entregó también varias opiniones, y Soren L. Christensen, de Sandefjord y Alf Roed, de Oslo, me han proporcionado el material fotográfico sobre el viaje” (Aagaard 1930, I: 334).

Chr. Christensen, uno de los principales armadores y balleneros noruegos del siglo XX, tenía mucho interés en desarrollar la cacería desde estaciones terrestres en las costas sudamericanas. Con ese objetivo formó una pequeña flotilla exploradora, compuesta por la barca Vesterlide, transformada en los astilleros de Framnaes (Sandefjord, Noruega) en buque factoría, y los buques cazadores a vapor Svip y Ravn, que zarparon el 4 de abril de 1908 de Sandefjord, con el objetivo de “examinar las condiciones de captura de las ballenas al sur de Punta Arenas” (Risting 1922: 559). A bordo del Ravn iba su hijo August F. Christensen, que debía encontrar un lugar adecuado para instalar una estación ballenera en la zona (Aagaard op.cit.: 333-334). La flotilla llegó a las costas sudamericanas orientales a comienzos del mes de junio de 1908 (Aagard 1930, I.: 334). Luego de recorrer toda la costa patagónica, entre Río Gallegos y Bahía Blanca, se dirige a las Islas Malvinas el 25 de agosto de 1908 donde permanece cazando ballenas durante unos meses. En el mes de noviembre de ese año se trasladan a Isla Decepción, en las Shetlands del Sur, donde continúan cazando ballenas. Terminada la temporada de cacería antártica, la flotilla se dirige hacia el estrecho de Magallanes, cruzándolo durante el mes de abril de 1909 y llegando a la zona del golfo del Corcovado el 30 de ese mismo mes (Aagaard 1930, I: 342- 361).


Una vista general de la planta ballenera Normandía, Isla San Pedro, Chiloé.
En la isla San Pedro, ubicada al sur y al oriente del archipiélago de Chiloé, se reunieron a fines de mayo de 1909 los hermanos August F. y Søren L. Christensen[1] para planificar el futuro de la naciente empresa. Luego de una serie de conversaciones a bordo del Vesterlide, donde participaron, además de los hermanos, los capitanes y arponeros de los buques que formaban la flotilla “se decide construir una planta terrestre de San Pedro, nombrada Nordmandia”, trabajos que comenzaron de inmediato pues “parte de la tripulación de los buques fue enviada a tierra para talar el bosque y limpiar el terreno donde se instalaría” (Aagaard 1930, I: 364-365).

Los hermanos Christensen deciden registrar la sociedad en el puerto de Ancud con el nombre de "AS Pacific" y como subsidiaria de la empresa principal en Noruega, AS Nor (Sepúlveda 2008). La Empresa obtuvo de la autoridad marítima licencia para desarrollar sus actividades a lo largo del litoral del Pacífico Sur, inscribiendo los vapores Ravn y Svip en los registros de la Marina Mercante en 1909 obteniendo sus patentes de navegación en el mes de noviembre de ese mismo año.

Bajo la gestión de Aug. F. Christensen se construyeron, en total, trece edificios (Aagaard, op.cit.: 369). Había madera suficiente en el lugar
pero la mayor parte de lo necesario se trajo en el buque factoría flotante Aguila, capitaneado por Thoralf Moe. Se instaló en San Pedro un estanque de hierro de gran tamaño, que se obtuvo en Framnæs y podía contener hasta 5.000 barriles. De los restos de un vapor de la Kosmos[2] alemana se adquirieron en Lebu, Chile, dos calderas que se conectaron y “fueron remolcadas por un ballenero a San Pedro Sur para servir como caldera para la planta” (Aagaard op.cit.: 369).



La casa del administrador de la planta August F. Christensen.

La primera temporada de caza, que contó con la participación de los cazadores Ravn y Svip y el buque factoría Vesterlide, se extendió entre el 22 de mayo y el 14 de octubre de 1909 (Risting 1922: 559). Se capturaron 37 ballenas, entre ellas “treinta y dos ballenas azules, cuatro ballenas de aleta y una jorobada, que en total dieron 1,327 barriles de aceite” (Aagaard 1930, I: 367; cf. Risting 1922: 559). El resultado no fue muy satisfactorio pero los balleneros piensan que la razón es que “habían comenzado demasiado tarde, y tendrían más suerte en sus próximo años (Aagaard 1930, I: 368).

El jueves 14 de octubre, “a las 5 de la tarde, se fueron los balleneros a las Islas Malvinas y se llevaron a los oficiales y tripulación del Vesterlide", quedando a cargo del velero J.C. Andreasen, oficial del Ravn, y Soren Sorensen (Aagard op.cit.: 368).

A fines del mes de noviembre se reúnen nuevamente los hermanos Christensen en San Pedro. Søren había viajado especialmente desde Corral a bordo del Maule[3], acompañando en su temporada de caza a los vapores Germania y Noruega de la Sociedad Ballenera Christensen y Cía. (Aagaard op.cit.: 368). El 17 de noviembre había estado en San Pedro el Germania, que “no había visto ballenas en el tramo de Corral hasta Melinka” y el 6 de diciembre llega el Noruega con una ballena azul “que había sido cazada en la isla Guafo”. Los hombres cargan en el Maule 807 barriles de aceite y descargan 825 barriles vacíos para la siguiente temporada. A las 4 de la tarde del 6 de diciembre de 1909 zarpa el Maule con los 807 barriles de aceite producido en la temporada 1909 por la flotilla de balleneros en San Pedro y remolcando la ballena azul cazada por el Noruega (Aagaard op.cit.: 368).

Para la temporada 1910 la empresa “había comprado un buque-factoría flotante y de transporte a vapor, bastante grande llamado Aquila” (Risting 1922: 561], que se agregó al Vesterlide, usado ahora como buque-pontón y a los cazadores Svip y Ravn (Aagaard op.cit.: 370). Esta fue la temporada más productiva de la A/S Pacific y el Svip, con su arponero I. Samuelson, de Noterrø, obtuvo más de cien ballenas azules en el Golfo de Corcovado y en los estrechos entre las Islas Guayatecas[4], donde había aguas bastante tranquilas (Aagaard op.cit.: 369).

En la temporada 1911 se les agregó a la flota el pequeño y antiguo ballenero Skjoldo, con Mathias Sølberg como arponero (Aagaard op.cit.: 370), que había acompañado al Svip y al Ravn en la temporada antártica 1909-1910. El Skjoldo fue ocupado para cazar ballenas “únicamente en los canales patagónicos(Aagaard op.cit.: 370). Se capturaron alrededor de 200 ballenas (principalmente azules) que produjeron 9,800 barriles de aceite (Risting op.cit.: 562).

En la temporada 1912 se les unió el recientemente construido Don Louis (Risting 1922: 563; Aagaard op.cit.: 370), gemelo del Fyr, que había sido adquirido para la Sociedad Ballenera Christensen y Cía., de Valdivia. El Svip capturó 38 ballenas azules, una de aleta, cinco jorobadas y dos cachalotes, el Ravn 30 azules, 2 de aleta, siete jorobadas y un cachalote y el Don Louis 16 azules, una de aleta y siete jorobadas, con un total de 110 ballenas que produjeron 5,506 barriles de aceite (Risting op.cit.: 563).

Como los resultados de las capturas no fueron todo lo bueno que se esperaba, “la compañía tuvo que vender un ballenero [el Don Louis] y el buque-factoría flotante Aquila
a la empresa A/S Thule (H. Fredriksen), Oslo, Noruega, y por lo tanto “reducir su negocio, concentrándolo solo en el funcionamiento de la estación terrestre” de San Pedro (Risting op.cit.: 563).
En la temporada 1913, la última en Chiloé, se produjeron 3,200 barriles de aceite (Risting op.cit.: 564). No sabemos cuántas ballenas se cazaron, pero en un periódico chilote se señala que “la sociedad ballenera ha logrado pescar en estos últimos días cuatro valiosos cetáceos que han sido transportados al puerto de San Pedro donde serán beneficiados”. El periódico agrega: “felicitamos al Señor Christensen a cuya actividad incansable se deben los buenos resultados que viene dando esta empresa ballenera”[5].

Sin embargo, a fines de mayo de 1913 August F. Christensen abandona San Pedro para dirigirse a Noruega. En un breve comentario, realizado el 10 de junio de 1913, mientras pasa unos días en Santiago de Chile antes de abandonar el país, le “augura
un oscuro porvenir a esta industria”[6]. La planta fue vendida a A. Kallevig, de Arendal, Noruega (Risting op.cit.: 564). Los buques restantes también fueron vendidos: el Ravn a la empresa ballenera A/S Normanna (Haldor Virik), Oslo, Noruega, el Svip y el Corcovado, ex Skjoldo a la Bethlehem Chile Iron Mines Corporation, Valparaíso, Chile[7], que los usará como remolcadores (Aagaard op.cit.: 370).


Los hermanos Soren L. y August F. Christensen en la cubierta del Vesterlide.


Posteriormente la Sociedad Ballenera de Corral compra en 1917 “la estación abandonada de San Pedro, en la isla de Chiloé”. La estación de la A/S Pacific “se desarmó y se envió a Corral en el antiguo velero Vesterlide, que llegó con la venta” (Risting op.cit.: 568).


Th. Moe, capitán del Vesterlide, A. F. Christensen, administrador, y dos trabajadores no identificados, afuera de las oficinas de la planta.


Los rastros de la presencia de los balleneros noruegos en la memoria de los actuales habitante de Chiloé es, lógicamente, muy difusa y su profundidad temporal ha intervenido en su construcción:

Bernardino Bórquez Low, 86 años, se toma las manos y entorna los ojos. Mmmm…la primera ballenería que hubo aquí fue en San Pedro, que es la isla que se… ¿usted se ubica donde queda San Pedro?... es la isla alta que se ve de aquí, ahí estuvo, ahí, eran noruegos, porque según decía mi mamá los noruegos llegaban a la casa de mi abuelo que vivía en Coldita, ahí iban porque él era el único viejito mestizo que había (el resto naturales) y los gringos siempre tratan de buscar quien es un poquito mestizo, así que ahí iban los noruegos, los tripulantes, y después cuando les fracasó por acá, se fueron a Guafo y en Guafo, claro, tienen que haber estado mucho tiempo, yo me acuerdo que en ese tiempo yo era chico, pero en San Pedro,…, bueno hace 85 años, … yo no tenía un año, y esa gente se fue po', no sé, habrán vendido o habrán dejado, después, se fueron a Guafo a Caleta… ¿cómo se llama? Ah me olvidé, no estoy muy bueno de la memoria…La mamá le contaba que los noruegos iban siempre a la casa de su padre, Don Norberto Low Garay, en la isla Coldita, a orillas del estero de Tucuetí, a comerse unos asados, porque vivían ahí cerca, en la isla San Pedro[8]. A pesar de la fragilidad de la memoria emergen datos que permiten entender mejor la corta presencia noruega cazando ballenas en Chiloé.


[1] S. L. Christensen, hermano mayor de August, era uno de los socios gestores de la Sociedad Ballenera Christensen y Cia., una sociedad en comandita por acciones cuyo objetivo es “la caza de ballenas i otras industrias relacionadas con ella” (SBChr 1911: 3). El capital social de la empresa es de “quinientas mil coronas moneda noruega dividida en cuatrocientas acciones de un mil doscientos cincuenta coronas cada una, pagadas en la totalidad de su valor” (SBChr 1911: 4). La sociedad estaba supervisada por una Junta de Vigilancia, cuyos cinco miembros durante el primer año eran Lars Christensen (hermano de August y Søren), Ole Wegger, Olaf Söethern, Sören L. Christensen y Karl A. Kromke, quiénes deberán elegir un presidente. La administración de la sociedad “estará a cargo del socio jestor, señor Lars Christensen i en caso de un impedimento la tomará a su cargo el socio jestor señor Sören L. Christensen” (SBChr 1911:7)[2] La Compañía Alemana de Vapores Kosmos  (Deutsche Dampfschifffahrts-Gesellschaft Kosmos - DDG Kosmos) fue fundada en Hamburgo el 28 de Noviembre de 1872 por Knöhr & Burchard y H.H. Eggers, con la finalidad de explotar una línea de navegación a la costa oeste de Sudamérica.[3] El Maule, perteneciente a la Compañía Sudamericana de Vapores, lo había arrendado la “Sociedad Ballenera de Valdivia[…] por un buen espacio de tiempo […para usarlo] como remolcador de ballenas, en fin de dar nuevo impulso a la pesca del cetáceo en los mares de esta zona […] El Maule se estrenará con un viaje al archipiélago de Chonos, […] al mando del viejo y experimentado capitán don Carlos H. Howard” Chile Austral (Punta Arenas), 9 de octubre de 1909.[4] [4] Islas Guaitecas[5] La Cruz del Sur (Ancud), 26 de febrero de 1913.[6] La Cruz del Sur (Ancud), 11 de junio de 1913.[7] La Bethlehem Chile Iron Mines Corporation, Valparaíso, Chile, era una subsidiaria de Bethlehem Steel Corporation, Pennsylvania, Estados Unidos, que tuvo a su cargo, desde 1913, la explotación de la mina de hierro El Tofo, ubicado en la IV Región de Coquimbo.[8] Transcripción y extracto de una conversación de Bernardino Bórquez con Paula de la Fuente, realizada el 25 de noviembre del 2008 en su casa en Quellón, Chiloé.