lunes, 27 de julio de 2009

la autonomía y autodeterminacion

Autonomía y autodeterminación:Pasado y futuro de y para nuestros pueblos

por:Jaime Martínez Luna

Quizás, en ningún momento de nuestra historia, los pueblos indígenas habíamos tenido una coyuntura histórica tal, en la que el análisis sobre nuestra autodeterminación fuera la ventana más segura para garantizar nuestra sobrevivencia como pueblos, como sociedad. La autodeterminación ha sido un sueño eterno de nuestras comunidades, algunas, por cuestiones geográficas o también organizacionales, hemos logrado mantener cierto margen de esta autodeterminación, la cual siempre ha sido resultado de una tensa relación con el Estado-Nación. La gran mayoría de las comunidades indígenas hemos padecido la subyugación, exterminio territorial y físico, y unas tantas más: el homicidio cultural.
Consideramos que éste es un momento muy importante para describir y así, desde la práctica, entender lo que es o fué nuestra autodeterminación, también dibujar la autodeterminación que deseamos, la autodeterminación a la que aspiramos. No me es fácil generalizar, debido a la multiplicidad de procesos que se han padecido en aras de la autodeterminación, sin embargo, podemos partir de nuestra experiencia directa, hablar de la que hemos enfrentado en la Sierra Norte de Oaxaca y de ahí desprender algunos comentarios que pudieran ser de utilidad para entender lo que se ha dado en otros ámbitos.
Nuestra autodeterminación existente
Esta autodeterminación la encontramos más claramente en lo político. Nuestras comunidades han estado organizadas de manera tal, que cuentan con instancias de participación muy precisas y cristalinas. La asamblea, es la máxima autoridad en la comunidad, es la reunión de todos los jefes de familia, en la que intervienen también las mujeres. En ella participan lo mismo silentes que parlantes, los mismo trabajadores del campo que artesanos y profesionales. En la asamblea se trabaja siempre por consenso, aunque en muchos casos y por cuestiones prácticas se use el mayoriteo. La elección de las autoridades no refleja ninguna intención o lineamiento partidista, se fundamenta en el prestigio y éste; en el trabajo. El trabajo y la capacid en el tequio, en el campo, en la coordinación, en la obediencia, en el pensamiento, en fin en todos los ámbitos del trabajo. Las autoridades como tal responden a un plano de participación que lo mismo los estimula que les presiona, máxime si se toma en cuenta que la realización de cargos o los desempeños públicos no garantizan un ingreso económico, es más, la norma es que el cargo sea un trabajo gratuito y permanente al servicio de la comunidad. Algunos compañeros han señalado de que si estos cargos fueran remunerados por el Estado, éste no tendría facultad para realizarlo tanto en su precio, como por su calidad.
La representación política en una comunidad es el resultado de una convivencia directa y diaria, es el conocimiento profundo de cada ciudadano, pues este demuestra sus capacidades desde niño. Los de avanzada edad, que han demostrado su entrega y capacidad son tomados en cuenta para dirigir indirectamente o bien para orientar el devenir de cada autoridad en turno. Muchos libros se han escrito sobre esta caracterización, pero son pocos los que han podido leerlo y asimilarlo como una organización política que sin poder explicarse como democracia, permea toda la vida cotidiana de nuestros pueblos.
Esta organización política ha tenido la presión de adecuarse al Estado-nación, ¿como? mediante pactos o acuerdos. La comunidad permite que las autoridades que haya elegido participen en las planillas del partido del poder, siempre y cuando respeten su decisión interna. Dicho de otra manera, la comunidad cede su presencia en un ámbito externo a la comunidad, siempre y cuando se le respete el interno. De ese modo nuestras comunidades, que no rebasan los siete mil habitantes y en su mayoría en promedio son de dos mil, garantizan su autodeterminación política. La autodeterminación política es la que observamos en nuestra región de manera más evidente, aunque como ustedes comprenderán, está limitada en su expresión regional, es decir, no puede participar en otro nivel, el cual sí lo aprovecha el poder para nombrar a dirigentes que más convengan a sus intereses. Con esto estamos hablando de autodeterminación política limitada al ámbito comunitario. Por ahora dejemos esto aquí y veamos que pasa en los otros ámbitos, como son: lo territorial, la económica, la educativa, la jurídica, y la cultural.
El territorio base de la autodeterminación
Lograr la autodeterminación territorial ha sido la lucha que más sangre ha consumido. El esfuerzo que más vidas se ha llevado y esto tiene una explicación nodal, es el territorio, la base de la reproducción física y social de cualquier pueblo. Esto nos queda mucho más claro con lo que han padecido nuestros hermanos de Chiapas y como tal su acción y su forma de responder ante esta situación.
Sin territorio no hay pueblo. Antes de la llegada de los españoles a nuestro continente, es posible que la presión sobre la tierra no haya sido tal como en nuestros días, es posible que nuestros ancestros hayan sido más nómadas aunque no se puede pensar ortodoxamente en esta línea, porque es posible que los territorios estuvieran determinados, bajo otras normas, claro, pero determinados. El caso es que en la actualidad, el hecho de que en Chiapas exista una guerra, demuestra la necesidad de la tierra, el argumento ya es viejo como el mismo sueño Zapatista, pero también tan actual como el sueño de los nuevos zapatistas con quienes en términos generales todos los pueblos indígenas nos identificamos.
En nuestra región la guerra por la tierra ha enfrentado a comunidades enteras, no tanto a propietarios, quizás por lo agreste o por su baja rentabilidad. El caso es que el 90% de la tierra es comunal, es decir es protegida y usada con órdenes y designios comunales. Esto le da a nuestra región una característica muy especial, que le permite reproducir su autodeterminación política con mayor vehemencia y seguridad. Aquí la guerra ha sido, como ya lo dijimos, entre pueblos, pues bien, desde esta perspectiva, estamos pensando que la autodeterminación territorial está también cerca de nuestra esencia social. Al interior de cada comunidad, existe siempre el uso familiar, tenencia, de carácter tradicional que cada comunidad respeta con todas las de la ley, pero la ley comunitaria. En los últimos cincuenta años, la presencia del estado ha llevado a que cada familia con tal de garantizar la seguridad de su propiedad le haya llevado a registrarla, aún olvidando el estatuto jurídico de su tenencia, sin embargo, esto no es más que otro juego que realiza la comunidad ante las trampas del estado o si no son trampas por lo menos vericuetos para uno sentirse seguro de lo que tiene. Las broncas entre las comunidades son las que más sueño nos ha quitado, familias enteras de vecinos, se han visto enfrentados, el tiempo en sano y ha ido calmando muchos de estos conflictos, sin embargo en un quince por ciento de nuestras comunidades, aún vemos este tipo de actitudes y de rencores. El uso de cada predio lo decide cada familia, lo puede vender, ¡claro! siempre tendrá encima la mirada de la comunidad y ésta estará celosa de que extranjeros se alleguen o compren bienes que sólo pertenecen a la comunidad, sin embargo la libertad de vender está ahí, limpia y cristalina, y esto no se debe al 27 constitucional sino a las mismas leyes internas. Los predios comunales, ¡cuidado! esos si son sagrados y esos ni el diablo los puede tocar, para su uso se tiene que refrendar la pertenencia a la comunidad y además un profundo respeto a ella. La tierra comunal es en verdad sagrada y esto nos remite una dimensión que desgraciadamente los hermanos chiapanecos ya no tienen, la seguridad sobre la madre tierra.
La autodeterminación territorial tiene desde esta perspectiva dos dimensiones si es que no tres, la primera es que la propiedad es de la comunidad, la segunda, es que puedes usarla en términos familiares, y la tercera que todo lo puedes arreglar al interior. Por ello mismo la autodeterminación es posible siempre y cuando tu cuentes con el consenso de la comunidad y así mismo participes de las decisiones a través del trabajo. Esta autodeterminación no hace a un lado el peligro de lo que anuncia el 27 constitucional, el que se pueda vender, pero si la comunidad esta integra y no permite lo anterior, el margen de peligro disminuye considerablemente.
Con todo ésto lo que empezamos a afirmar es que la autodeterminación territorial puede ser posible sin la ingerencia del estado mexicano, y como tal puede ser una nueva relación frente al Estado-Nación y una nueva manera de autodeterminar la vida de nuestros pueblos y una exigente manera de hacernos a nosotros mismos.
¿Será posible la autodeterminación económica?
Los pleitos de tierras entre Zapotecos, Chinantecos y Mixes, pueden ser dirimidos entre nosotros, siempre y cuando no intermedie una autoridad gubernamental a la que cada comunidad se adhiera con tal de llevar ventaja en la realización de sus intereses, ¿pero eso es posible en la economía?; ¿es posible en la materialización de nuestros intereses vivénciales?; ¿en el esfuerzo diario que hacemos por sobrevivir todos los días?
Aquí empezamos con los problemas, sí, porque lo recomendable sería que trabajáramos la tierra de acuerdo a nuestras naturales necesidades. Sin embargo, la pertenencia a un sistema económico más amplio, nos hace la vida más compleja. Para empezar, el maíz, es nuestra principal fuente de alimento o por lo menos lo sigue siendo a pesar de las broncas que aquí señalaremos. Nuestras tierras, verdaderamente agrestes, se fueron trabajando con el sudor de nuestros abuelos y todavía por aquellos años de los sesenta, nos mantenían en pie, incluso podíamos trabajar nuestra ropa de manera tradicional, hacer nuestros huaraches, nuestros huipiles, nuestros mecapales de manera sencilla y fácil. El mercado llegó con materias más baratas, el trigo lo empezamos a cambiar por trigo en polvo proveniente de la ciudad, lo mismo sucedió con la ropa, con el calzado, las verduras las empezamos a importar. De paso nuestros viejos vieron que era más fácil irse al extranjero que quedarse en el pueblo a sufrir lo que ya no se podía. Nuestra producción de maíz bajó irremediablemente, y de pase llegó una empresa del Estado que empezó a vender un maíz mucho más barato que el que nosotros producíamos. Todo se descompuso.
Pero el problema mayor ya venía de atrás. Se nos educó para la siembra del café, y efectivamente en algunas comunidades vimos que la venta del café nos permitía construir casas más grandes, incluso algunos empezaron a explotar a otros de nuestra propia gente. Así crecieron pueblos, se enriquecieron personas y familias, pero el problema llegó a su momento cuando el precio del café bajo irremediablemente, simplemente porque nosotros no teníamos injerencia en la definición de este precio y ahí se jodió todo. Nuestros sueños de caminos para sacar al café se quedaron enclaustrados y fué así como empezamos a entender que la economía no estaba en nuestras manos. Un ejemplo fue la minería, más tarde la Silvicultura. Platiquemos algo de esto.
Desde tres siglos atrás, los españoles pensaron que nuestra región era rica en recursos minerales, no se equivocaron, de ello vivieron algunas decenas de familias y fundamentalmente de nuestro sacrificio. En el presente siglo todavía la empresa de Natividad llegó a contratar a más de quinientos trabajadores y así reproducir la explotación de un recurso nuestro, que siempre estuvo en sus manos.
El oro verde empezó a traer por allá de los cuarenta, pequeños empresarios integraron aserraderos en Ixtlán y no recuerdo en que otro lugar. En 1955 el Estado mexicano declara concesionado nuestro bosque a una empresa en sus inicios Canadiense, más tarde de capital estatal; por 25 años. Teníamos la madera, pero sólo podíamos vendérsela a Fábricas de Papel Tuxtepec. Esto tiene una larga historia que muchos y más en nuestra región, conocen mucho más que yo, el caso es que al finalizar los 25 años, las comunidades lograron detener la voracidad del estado que quería seguir beneficiando a empresas de su interés. Ahí empezó una nueva lucha, más comunitaria y por lo mismo más concensada, empezaron nuevos problemas internos, no lo negamos, pero a fin de cuentas, nuestros.
Volviendo a nuestro tema, creemos que la autodeterminación económica tiene verdaderos vericuetos, enunciemos algunos: La producción de básicos, es menospreciada, por todos, los niños no quieren reproducirla porque sus propios padres han creído que no ayuda mucho, otros granos como el trigo y el fríjol, enfrentaron retos en sus precios que debilitaron o minaron el ánimo para reproducirlos.
Por otra parte, la minería no resolvió las grandes necesidades de empleo. Esto había que pensarlo un poco más, porque los recursos minerales según tenemos información; son múltiples. Por otra parte, el bosque enfrenta los problemas de la recesión mundial y sus precios no alientan la producción y además la lógica de las Empresas Comunales existentes hasta la fecha, no permiten que el sector madure y logre una nueve etapa, bueno, los culpables lo debemos reconocer, también somos nosotros pero también el mercado al que dependemos, sin embargo, la Silvicultura, bien organizada, nos podría llevar a horizontes nuevos y más fructíferos.
Para terminar, o para empezar a terminar este apartado que merece mucha reflexión, lo que pienso es que es la autodeterminación que más inteligencia requiere de todos los serranos, que es la autodeterminación más difícil pero también la más definitiva, es la económica. Estoy seguro que una Sierra Juárez organizada lo puede lograr, pero esto tiene que estar en la mente de todos, y en la necesidad y en la seguridad de todos. La autodeterminación económica es vital y es la que mayor cuidado merece, si puede ser una autodeterminación que garantice la sobrevivencia infinita de nuestra futuras generaciones, pero esta deberá de conseguirse con la participación de todos.
La autodeterminación educativa
En la década de los veinte y treinta, se contó con un sistema educativo fuertemente comunitario. Existían maestros municipales, y la comunidad tenía la libertad de escogerlos, incluso aportaba parte de sus salarios. Los maestros, ante la ausencia de materiales de carácter pedagógico, se basaban en la experiencia comunitaria, es decir, el alumno estaba más cerca de su cultura. El uso de su idioma más que una línea de trabajo resultaba una necesidad ante el apabullante monolingüismo. Las enseñanzas, reflejaban una intensa relación con el trabajo y el juego. Muchos de los principales o caracterizados de las comunidades que en la actualidad orientan la vida de nuestros pueblos fueron educados bajo este sistema, es más la mayor parte de terrenos comunales fueron determinados en aquélla época bajo el liderazgo de aquéllos antiguos maestros.
A principios de la década de los cincuenta y ya bien entrados los sesenta, el centralismo de la educación empezó a minar y a deteriorar este sistema educativo, pleno de realizaciones.
La burocracia en pleno se presentó en los años de lo sesenta y setenta, muchos modelos educativos fueron eslabonándose sin razón ni siquiera con consulta, esta situación empezó a generar en los maestros una autonomía, es decir un proceso sin ley. Se empezaron a no respetar los postulados, pero lo peor fué el hecho de que no había brújula. El trabajo de los educadores empezó a ser una simple respuesta a los designios del centro. La realidad de todo esto proceso, convirtió al proceso educativo en un camino sin rumbo, y si, en una secuela de vicios que al interior del magisterio se convirtieron en demandas de carácter personal y nunca de carácter educativo. Siempre hubo las excepciones, pero la realidad fué tajante, la educación ya no reflejó la personalidad de la comunidad. Esto lo han escrito muchos, sólo debe bastarnos con recordarlo.
La autonomía en materia educativa suele entenderse de manera práctica en la vuelta al pasado. Sin embargo nosotros pensamos que no, la vuelta al pasado significa evaluar lo logrado y así diseñar un futuro educativo más libre, más comunitario. Pero aquí empieza el problema.
En este momento toda iniciativa de educación comunitaria afecta de manera directa al magisterio. En primer lugar porque atenta contra sus intereses sindicales, fundamentalmente porque el magisterio dió una lucha de reivindicación democrática muy importante en la década de los ochenta. Esto los ha hecho estatuas inermes a la posibilidad de entender que han perdido la sensibilidad, o bien de que han perdido la preocupación sobre su oficio.
Todo esto ha pasado tan inmediatamente que es muy difícil afirmar los pros y los contras de su propio proceso. Otros lo han hecho. A nosotros nos corresponde analizar lo que hemos estado esperando de ellos y lo que aún no hemos encontrado.
A partir de todo esto, consideramos que la autodeterminación en materia educativa tiene relación con el hecho de que la comunidad se encargue de manera directa de la educación. Esto parece fácil, para algunos, pero también muy difícil para otros. El caso es que los maestros pueden ser seleccionados en función de nuestras prácticas comunitarias es decir; de la lealtad al trabajo y del compromiso que los individuos preparados y no precisamente los letrados, tengan acceso a determinar la educación de nuestros niños, siempre y cuando respondan a la necesidad de relacionar los valores y los principios de nuestra cultura con la información que de manera global nuestros hijos deben recibir.
Esto rompe con la vieja metodología escolarizada del poder, también rompe con los ritmos de la escolarización enclaustrada, también rompe con el poder del sabio frente al ignorante y también rompe con la autoridad de arriba hacia abajo. Todo ello debemos romper. Pero para ello hemos de caminar mucha brechas. La misma cantidad de brechas como las que existen en nuestra región y en otras.
Es tiempo de entender que la comunidad debe cargar responsabilidades intelectuales, el que somos sociedades que tenemos pasado y futuro, que somos conjuntos humanos que somos sensibles para el progreso. El mundo debe sabe que no somos pueblos que estamos encadenados a ser virtualmente mano de obra barata y sacrificio para que otros vivan más que cómodos.
La autodeterminación educativa, esta en la puerta de la vista, de la lengua y del pensamiento. Creemos en ella y sabemos que podemos hacerla. Lo que necesitamos es simplemente confianza. En lo que queremos, en lo que señala nuestro futuro. En lo que soñamos, que a fin de cuentas es la reminiscencia, y lo que decidimos, que es en la infalible verdad de que el sistema educativo actual ha llegado a su fin.
Nuestros derechos y la autodeterminación juridica y cultural
Esta última parte, de ésta nuestra primera reflexión, nos lleva a lo más escabroso de nuestra realidad, la cuestión que se refiere a los derechos humanos, o a nuestros derechos elementales como humanos.
Quizás desde la llegada de los aztecas al Valle de Oaxaca, los derechos humanos han sido verdaderamente violados. Sin embargo, no es hasta la llegada de los españoles, que este concepto empieza a nacer en nuestra rabia como una necesidad imperante. Prácticamente nos exterminaron, no pudieron del todo y por ello estamos ahora platicándoles nuestra desgracias y nuestras esperanzas, pero si, nos demostraron que la barbarie no tiene límites en aquellas culturas que desean ser hegemónicas. Nuestra realidad actual es que la cultura mestiza también quiere ser hegemónicas. Nuestra realidad actual es que la cultura mestiza también quiere ser hegemónica y que México se adjudica el papel de cultura mestiza.
Como siempre, fuimos pueblo que recibió los peores agravios, asesinatos, violaciones, etc. Nos duele, pero nos resistimos al castigo porque no lo merecemos. Los compañeros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional afirman: "No pedimos limosnas ni regalos, pedimos el derecho a vivir con dignidad de seres humanos, con igualdad y justicia como nuestros antiguos padres y abuelos." Esta declaración se hubiera entendido sensata o por lo menos informada hace más de tres siglos. El caso es que esta declaración se da en este siglo, en este año y en este mes.
Los serranos, Zapotecos, Chinantecos y Mixes, podemos preguntarnos muchas cosas. ¿Donde está la justicia? ¿Porque la cárcel es la única alternativa? ¿Porque todo castigo tiene que entenderse como prisión? Cuanta gente ha comentado que cuando alguien mata a otro deja una viuda, en nuestros pueblos el asesino puede estar castigado cumpliendo la alimentación de la viuda, la ley encarcela al asesino y lo que logra es dejar en la orfandad no a una viuda sino a dos y a los hijos de ambas.
Con todo esto, lo que queremos decir es que la justicia, es y debe de ser oportunidad para nuestro conocimiento. La justicia no es un simple acuerdo legal, que siempre es materia de negociación entre discurso y forma, es más bien la respuesta popular de lo que debe hacerse y como tal la ley legítima, la que todos aceptan y la que todos respetan. No es recomendable seguir los parámetros que la sociedad general nos ha inculcado porque tiene una fuerte identidad de autoritarismo, negociación. Componenda y corrupción, es necesario entender que la justicia la pueden decidir los hombres y no solamente los letrados porque éstos de ella viven, sino también aquéllos seres que desde su práctica social empiezan a destilar afinaciones de gran envergadura.
El derecho tradicional lo hemos ejercido siempre. Sin embargo, pensamos que no es posible seguir dependiendo de las decisiones de reglamentos y leyes que no retoman nuestra experiencia. Las cárceles para nosotros nunca han sido una solución por lo contrario, un nuevo problema. Lo mismo ha sido la burocracia gubernamental que considera su conocimiento como el centro del poder, no de la reflexión sino de la componenda y por lo mismo de corrupción. Nuestro derecho está ahí estacionado, aprovechado cuando nuestros viejos lo consideran conveniente y éste, no afecte el ritmo general de nuestra cotidianidad, lo demás siempre estará ensuciado por los preceptos de una justicia que tiene formalización, pero nunca una realización social.
¿Puede haber una autodeterminación jurídica entre nuestros pueblos? Yo digo que sí. Lo importante es un acuerdo y un pacto con el estado. En principio para la desaparición de las cárceles, es decir de éstas instituciones que se llaman "Centros de Readaptación Social," que las agencias del ministerio publico y los juzgados dejen de existir y por lo mismo reproducir la secuela de corruptelas a las que nos han tenido sometidos durante siglos.
La autodeterminación es a fin de cuantas seguridad en nosotros mismos. Es la posibilidad de regirnos, son las ganas de hacer una sociedad diferente y más armónica.
Desde esta perspectiva la autodeterminación tienen que entenderse como trabajo cotidiano de todos y de una nueva manera de entender el futuro.
Nuestra autonomía
Desde lo que hemos escrito, la autodeterminación es una realidad y además una esperanza. Tenemos relativa autonomía política, porque la gozamos en términos comunitarios, tenemos autonomía territorial y esta es responsabilidad de las fuerzas comunales. Tenemos serias preguntas sobre la autodeterminación económica, pero no sabemos hasta que punto este problema, será reflexión o trabajo cotidiano.
En realidad, nunca nos habíamos preguntado sobre el futuro de nuestra autodeterminación. Este momento histórico nos agarra igual que a los nuevos Zapatistas, ya que nuestra autodeterminación la habíamos buscado, pero nunca lo hubiésemos pensado como un proyecto general. Este es el dilema, sin embargo estos comentarios lo que buscan es empezar a entender lo que de manera efectiva es y puede ser la autodeterminación.
Tomen estas reflexiones como propuesta, no siempre segura, pero eso si, con ganas de avanzar en lo que desde hace muchos años hemos estado pensando desde cualquier rincón de esta Sierra.
Con respeto Jaime Martínez Luna

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