miércoles, 29 de julio de 2009

Las salmoneras provocaron en Chiloé un impacto mayor que la Conquista


Por: Renato Cardenas
Nos encontramos con el historiador chilote Renato Cárdenas, referente ineludible en el tema de la historia y el patrimonio cultural de este archipiélago. Oriundo de Calen, localidad situada al norte de Dalcahue, ribereña del canal del mismo nombre, Cárdenas nos recomienda la visita a esta zona, de la costa este de la Isla Grande, donde asegura, perviven como en ninguna otra parte, las tradiciones de Chiloé y sus modos de interacción social. “La minga, por ejemplo tiene alta vigencia. Desde Quemchi hasta Dalcahue se mantiene mucho la tradición chilota, desde la comida hasta la música. Se mantiene la relación social de los intereses comunes, de la vecindad, que se ha empezado a perder en otras zonas”.El impacto provocado en Chiloé por la instalación de las salmoneras en los años 80 ha sido, en su opinión “el más grande de su historia, mayor que la Conquista”. Varios factores se desencadenan en esa década: “Toda la economía local empieza a girar en torno a las salmoneras y la mano de obra se va para allá. El pescador se transforma en alguien que pesca para otro, comienzan los cultivos marinos de mariscos, el loco, los cultivos de algas. Se vuelca la mirada hacia el mar. Paralelamente se inicia la tala de bosques”. La creación del Parque Nacional, bajo el gobierno de Pinochet, permite proteger el bosque nativo y frenar varios proyectos que amenazaban con destruirlo.El proceso de adaptación al mar de los salmones cultivados, sirve al historiador como metáfora de la debacle provocada por esta industria en la sociedad chilota. “El salmón en la última etapa de su cultivo tiene que adaptar su biología al mar. Cada día se le agrega a su agua un poco más de sal. Eso mismo ha pasado con los chilotes. Las empresas han ido haciendo que la gente necesite el sistema, deje y venda sus campos, donde sólo quedan los viejos y las mujeres, que son las que han cuidado la familia y han hecho permanecer la cultura. Al chilote le destruyeron, sistemáticamente, su sentido ecológico. Antes no había desperdicio, nada se botaba. Sólo algunas cosas se quemaban. Las playas y los mares han sido usadas por las empresas sin ningún respeto, el mar es un retrete. Hay muchas leyes que no se aplican".
Desastre ecológico y socialUn actuar empresarial que cuestiona en varios aspectos. “El 50% de los trabajadores son temporeros sin ninguna previsión. El tema social es terrible. Hay salas cunas, jardines infantiles donde los niños son retirados a las 3 de la mañana, a la hora que termina el turno. Esto fue denunciado en un programa de televisión. No es que no se sepa. El tema más grave es el tema de contaminación y el tema social es gravísimo, un par de generaciones dejó de producir el campo, dejó de basarse en los recursos locales. Ahora las salmoneras se van. ¿Dónde están? No hay ningún responsable. La gente de cultura compartimos la visión de que el cultivo de salmón tiene que ser respaldado por una fiscalización del Estado. De lo contrario destruye un medio y ahora una fuente laboral, por descuido del medio ambiente. Por eso surge el Isa. Es una consecuencia”.El virus Isa, que obliga a las empresas, que ya se están retirando de la zona, a parar la producción de salmón por varios años, constituye una nueva debacle, dejando un enorme desempleo en una sociedad cuyo sistema económico tradicional ha sido destruido de modo irreversible. Un problema que afecta al 70% de la población del archipiélago, laboralmente vinculada a las salmoneras, del cual se excluye la zona de Ancud, no apta para el cultivo de este pescado, donde no existe esta dependencia y se desarrollan otras fuentes de trabajo.La situación, según dice, podría haberse evitado, si se hubieran tomado las medidas adecuadas. “Cuando empezaron a funcionar las salmoneras, en 1975, se les dijo que el sistema que estaban usando era malo, de acuerdo a la experiencia noruega, porque no genera los resguardos necesarios del medio ambiente. El pelet viene con químicos, una parte la toma el pescado (el salmón nunca es pez, poque nace en cautiverio) el resto cae al fondo. A su vez, las mareas llevan columnas de agua contaminada, que hacen florecer la marea roja y que se demoran miles de años en recuperarse. El fondo marino es un limbo oscuro, se mata la vegetación”.Identidad fragmentada“Chiloé era una zona cultural común hasta antes de los 80. La historia ha sido la misma en todo este territorio, que geológicamente tiene una impronta común, siendo resultado de la última glaciación, hace 14.500 años. Desde el momento en que llegan los chonos, que son el primer poblamiento conocido, se ubican en todo el sector, y los españoles también. Se genera una economía común y eso genera una cultura común. Los chonos habitaban todo este territorio y más al sur, eran móviles. Los mapuches se asientan en la Isla Grande y en las islas chicas. Entonces, geología, economía, poblamiento, cultura, son comunes a todo el territorio que llamo “mediterráneo”, porque significa “agua rodeada de tierra. Hay ciertas especificidades, como una cueca flamenca, en la que se zapatea, que se cultiva en la zona de Dalcahue, donde es dominante el apellido español. Esa cueca es muy distinta a la de Quellón, por ejemplo”.Este corpus cultural comenzaría a desintegrarse a partir de los años 60 y tendría su golpe definitivo en la llegada de las salmoneras, en los años 80. “Hay un proceso de aculturación, de desculturización, porque no hay reemplazo, se pierde. A una señora de Chaulinec le preguntè la otra vez por la marisca y me dijo que eso ya no lo hacía, y empezó a contar con tanta nostalgia las salidas a mariscar, en las que las mujeres iban en grupo, pero ahora el sobrino le traía los mariscos de un frigorífico… Me dice que ahora está sola todo el día en la casa. La soledad es la que genera depresión y suicidios. El problema más grande de la sociedad chilota es la pérdida de relación con sus pares. Hay una gran pérdida de sentido. Entraron en el sistema del obrero, de la empresa. Y perdieron esa dinámica comunitaria, en la cual se practica la condición humana, lo lúdico, las formas de construir el mundo”.
La fiesta del trabajo compartidoLas comunidades tenían una interacción laboral donde tú no pagas por el trabajo, sino que lo compartes. La expresión más alta de esto es la minga. La siembra de papas, por ejemplo, era una usual ocasión para buscar a un grupo de vecinos que colaboren a cambio de buena comida, música y bebida. “Ofreces carne, papas, mucha chicha y música. El pescado y el marisco no son comida de fiesta, contundente. Y en esas instancias generan el movimiento social. En esas reuniones se encuentra el novio, la novia. La minga para la construcción de casas es un medán. Ya no se practica. Tú construyes una casa entonces los vecinos te llevan materiales y tú retribuyes con una fiesta”.Una dinámica, por lo demás, altamente productiva: “No hay flojos, porque al que saca la vuelta nunca nadie más lo invita. Se mezcla el trabajo con la entretenciòn, hay mucho humor. La fiesta parte en el momento en que tú empiezas a trabajar, todo es festivo. Y la coronación es el baile. Al perderse, al atrofiarse este elemento. Las trabajadoras y trabajadores de las salmoneras van con disgusto. El trabajador de la minga va con ganas. Pregunta por qué no lo invitan. Es una conviviencia, y trabajan muchísimo”.Una forma de asociatividad no homologable a las estructuras estatales. “En los 70 se estimuló mucho la cooperativa y en general no funcionó. La isla Llingua es un particular ejemplo de organización sindical de los pescadores, donde las mujeres tienen una agrupación de artesanas. Funciona muy bien y disfrutan el trabajo. Las cooperativas tienen una administración, no es lo mismo, en la minga no hay ninguna obligación ni ninguna jerarquía”, explica Cárdenas.Dentro de esta dinámica tradicional comunitaria, la música juega un rol crucial, siendo parte fundamental de la retribución al vecino por el trabajo realizado. “Si ibas a hacer una minga lo primero que hacías era buscar al cantante“. Es así como se origina una rica tradición musical anclada en esta realidad económica, social y cultural, que cuenta con numerosos exponentes, músicos y cantores. “Sin el músico no había minga, es un personaje muy valorado. Ese músico se preocupa de generar un repertorio muy amplio porque tiene que amanecer cantando y sin repetirse y hacer bailar a la gente. Canahue, por ejemplo, es uno de los tres grandes cantores que ha tenido Chiloé, de esta tradición vinculada al trabajo, junto con Jerónimo Barría y José Molina”.Después de los 80 estos cantores pasaron a ser “artistas”, saliendo de su contexto original al escenario. “Yo una vez hice un encuentro de cantores campesinos en Castro, Achao y Ancud y fui a invitar a Jerónimo Barría. Le conté lo que íbamos a hacer, y que iban a llegar más de 3.000 personas. Su único comentario fue: ¿y la gente no baila? Y yo le expliqué que no, porque era un concierto. Cuando se despidió me dijo: bueno, después habrá fiesta no? No concebía cantar en seco”.
Sonido mestizoEl repertorio de los cantores, si bien adopta la forma española, incluye elementos indígenas, dando cuenta del mestizaje inherente a la cultura local. “La tradición española crea la estructura de esta música que es para ser bailada. La melodía la lleva originalmente el violín, después es el acordeón, finalmente se queda el acordeón con la guitarra. La guitarra es también un instrumento de percusión, ahí está la herencia mapuche. Lo mapuche se refugia en esto, así como en otras manifestaciones. La estructura la tiene el europeo, pero adentro hay elementos indígenas. Somos una sociedad mestiza, por eso hay que ir viendo más adentro. La forma musical española barrió completamente con la tradición mapuche, especialmente porque el contexto de la música mapuche eran sus rituales, que fueron prohibidos. Ese escenario se eliminó. Pero esto toma otra forma. Lo de Caguach es un guillatún administrado por la Iglesia Católica”.Un ejemplo muy interesante de reconversión cultural es la que se produce en la tradición poética, producto del contacto entre lo español y los orígenes mapuches de la minga. “Ahí se aplican formas de poesía mapuche llamadas Koyak. Estas se recitaban en el proceso de ir a visitar el vecino. La puerta se trancaba, y para que te abrieran había que hacer argumentaciones poéticas, que tienen un ritmo. La poesía mapuche no se recita, se canta. Este Koyac fue reemplazado por el romance español, que es un cuento en versos, y es el gran género del conquistador. Prendió mucho en América. A fines del siglo XIX se impone en Chiloé y reemplaza a los Koyak”.Acordeones por violinesUn fenómeno llamativo también es el que ocurre con el reemplazo del violìn por el acordeón, esta vez proveniente de Argentina. “Esta es una música festiva, para bailar y el acordeón era más bullicioso, suena más fuerte que el violín, especialmente para acompañar una cueca, que fue la preferida desde el siglo XX”, afirma Cárdenas. Si bien aún quedan violinistas, la mayoría son coleccionistas y no tocan. Cuenta Cárdena que “uno de los grandes violinistas fue Juan Barría, hijo de Jerónimo, que murió, construía violines y tocaba".Según el historiador, la actual artesanía en violines se reduciría a la copia de modelos sacados de revistas. Al mismo tiempo desmistifica esta tradición, así como la originalidad del violìn chilote, ravel, argumentando que se trata de una versión popular del Stradivarius. “Este fue interpretado por gente que no es luthier, que no tienen las herramientas necesarias, ni usa los mejores materiales. Sale un instrumento con un sonido distinto, que le da la textura a la música de Chiloé. El ravel es un invento impuesto desde fuera. En Cucao un señor en los 60 recomendó llamarle ravel al violìn para que fuera más valioso y sacarle una cuerda”.En su opinión, el mayor valor de este “violín popular” es ser un ejemplo de “reinterpretación, lo cual es una característica de Chiloé, de su proceso de adaptación de modelos. Por ejemplo, la iglesia de Castro era un plano que venia de Europa para ser construido en cemento. Era 1905 y no había de dónde sacar cemento, entonces se decide hacerla en madera. Reinterpretar fue un gran esfuerzo creativo”.
Restauraciones cuestionadasLa escasez de visión, la poca participación comunitaria y la “clonación” de los templos originales, son aspectos que el historiador cuestiona respecto de la labor de restauración realizada en las iglesias patrimoniales. “Hernán Montecinos y su equipo se retiraron porque no compartían los criterios. El era una gran persona que dedicó su vida a la defensa del patrimonio de Chiloé. No podemos decir que todo está mal hecho, pero generalmente ha habido un clonaje. Se hace una réplica porque es más barato. Estamos destruyendo las evidencias del siglo XVIII y XIX”.Respecto de la conservación de materiales señala que “la restauración con tejuelas es posible, aunque el alerce es escaso. La tejuela de canelo que es menos durable pero se puede fortalecer”. En cuanto a los criterios de restauración, considera que es fundamental tener claro que “todo patrimonio es un intangible, y el material es el envase de ese patrimonio“. Por ello es importante restaurar y no reemplazar. “La iglesia de Achao, por ejemplo, tiene un valor en toda América. Es una de las dos iglesias de madera más antiguas del continente. Nos hablan de lo que fue la evangelización, que es un asiento básico de la identidad latinoamericana. En el siglo XIX la iban a echar abajo pero fue restaurada. Si hoy esa iglesia hubiera vuelto a construirse, sería una iglesia del siglo XX. Pero se conservó, y al tocar su madera estás tocando pleno siglo XVIII. Es un objeto que te transporta al pasado”.En opinión de Cárdenas, la actual restauración de Quinchao, “se está haciendo está bastante bien”, conservando al máximo la estructura y los materiales originales. “Al menos no se está botando todo. Otras iglesias, como la de Calen, han sido restauradas muy bien por las propias comunidades. Con el aporte de todos. Algunas iglesias están ya en demasiado mal estado, y son irrecuparables, no se actuó a tiempo. La participación de la comunidad es otro elemento fundamental que, según dice, no ha sido suficientemente considerado: Es uno de los grandes errores que se han cometido, porque la comunidad es el alma de este patrimonio. Cuando llevamos a los observadores de Unesco a Caguach, donde decidieron la declaratoria de las iglesias, en esa celebración con cerca de 10 mil personas, les dijimos: esta es la iglesia de Chiloé. Su gente, su fe, que genera una serie de formas culturales: oración, música. Todo forma parte de un patrimonio vivo. Eso está mal conceptuado”. En este sentido, Cárdenas destaca el aporte fundamental del obispo Juan Luis Ysern, hoy a cargo de Caritas Chile, en el conocimiento y proyección del patrimonio chilote. “El armó una serie de estructuras. Pero hoy se está haciendo mucho negociado con el patrimonio”.Vocación de turismo ruralLa ausencia de una estrategia de desarrollo regional para Chiloé, explica, según Cárdenas, las contradicciones y el estancamiento. “Si nuestra fuente es el turismo, no se pueden talar los árboles. Las proyecciones se limitan a los periodos de gobierno. Con un grupo de gente de la región participamos en elaborar una estrategia de desarrollo hasta el 2020. Pero eso no se ha concretado, sólo ha habido respuestas contingentes. Todo depende de la visión que se tenga. Puede ser un desastre. Nosotros proyectamos un desarrollo de turismo rural, atendido por la misma gente, que sólo requiere algunas mejoras en las viviendas, generando trabajo y mayor bienestar social. Tú vas al campo y hay una serie de elementos que te hacen vivir en otro mundo. Con esto empiezas a valorar tus propios recursos culturales y naturales. En eso pensamos para sacar el libro de la cocina. La idea es que la gente vuelva a preparar cosas tradicionales, y eso puede incorporarlo al turismo”.Dentro de su desarrollo turístico, las iglesias, declaradas Patrimonio de la Humanidad, constituyen uno de los recursos principales. “Nuestra historia se escribe con hechos y con construcciones, con arquitectura, objetos. Es muy importante poner en valor esta arquitectura en madera, que es un elemento frágil. La madera, asi como la comunicación a través del mar y la comunidad, son elementos importantes. Nuestro patrimonio tangible, si bien no es muy diversificado, es importante preservarlo, porque es perecible

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